Plátanos
y bancos de alimentos
Wladimiro
Rodríguez Brito *
Estos
días los agricultores plataneros han donado al banco de alimentos una cantidad
cercana a los 750.000 kilos de plátanos. Este hecho solidario parece oportuno
ya que los precios en el mercado no cubren ni tan siquiera los costes de
empaquetado y transporte a la Península.
La llamada pica y los barrancos no son la alternativa.
La lectura que hemos de hacer es sobre la dificultad que
tienen los agricultores para mantener la actividad agraria y competir con unas
importaciones a la Península que se
venden a precios inasumibles. Se da la curiosa situación de que de todos los países
de la zona euro es España donde los plátanos importados tienen los precios más
baratos. Nuestros plátanos, para competir, deben bajar su cotización, sin que
ello suponga para los consumidores finales una rebaja considerable, por los márgenes
de distribuidores y comercializadores. Hoy, las importaciones cubren casi el 40%
de la demanda en Península.
La
media que han recibido en lo que va de año los agricultores es de unos cuarenta
céntimos por kilo para la calidad superior, cantidad inferior a los costes de
producción en las Islas. Esto significa que nuestros plátanos se están
vendiendo en los puertos peninsulares a aproximadamente 75 céntimos, ya que hay
que sumar el empaquetado y el transporte. Los plátanos no comunitarios se están
llegando a vender en puertos peninsulares hasta por 50 céntimos, cifra con la
que no se puede competir.
En
el sector del plátano canario es de sobra conocido el gran peso de las pequeñas
explotaciones sobre la producción total. Algo más del 60% de nuestros
plataneros producen menos de 20 toneladas de plátanos anuales. Gran parte de
esa producción se realiza al aire libre, sometida a las inclemencias del tiempo
y con rendimientos menos estables. Precisamente ahora se realiza la recolección
más importante del año en esas fincas, la mayoría en La Palma.
¿Pueden
los agricultores que cultivan en estas condiciones donar sus plátanos a bancos
de alimentos en la Península, no solo
asumiendo los costes de producción, sino también el empaquetado y el flete?
Estos costes no pueden asumirlos los pequeños productores, que llevan bastante
tiempo en una situación difícil y precaria. Asprocan y el resto de agentes
participantes deben velar por repartir y asumir en la medida de lo posible los
costes derivados de esa bonita acción. Esta donación es un acto altruista que
implica un importante esfuerzo, y no debe recaer sobre los hombros de la parte más
débil. Esto es así porque la situación económica actual se está cebando
sobre todo en las pequeñas explotaciones al aire libre, que están descendiendo
de manera alarmante y continua. Según el economista Juan Nuez, en 2013 perdimos
unas 13 explotaciones al mes, con unas 2.000 en el último decenio. Hay razones
suficientes para corregir la política agraria comunitaria sobre los plátanos.
Las pequeñas explotaciones al aire libre deben ser reforzadas, dado el
importante papel que juegan en el mantenimiento de la población de nuestro
medio rural, sin olvidar las razones ambientales.
¿Los
plátanos pueden recorrer miles de kilómetros en la bodega de un barco frigorífico
para venderse a precios de 40 céntimos el kilo? Sólo el flete Canarias-Península
cuesta 15. ¿Cuáles son las perspectivas de futuro? Hay razones para defender
unos precios justos. La actual guerra obedece a estrategias de las
multinacionales, contra lo que no cabe sino unir fuerzas y luchar con todos los
recursos.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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