Isidro Santana León
[...En el estudio de Gustavo Pestana dice que son tres los factores que han hecho que la gente abandone el campo: el boom del turismo de los años 70 del siglo pasado, la crisis del tomate y la polilla de la papa. No obstante, durante el surgimiento turístico se mantuvo intacto en muchas localidades de Canarias los monocultivos del plátano y tomate, porque siempre han estado subvencionados a cambio de desmantelar el resto de la agricultura, pero no se dice que eran algunos cacique que tenían tierras para ofrecer a la especulación los mismos que recibían subvenciones para los otros grandes monocultivos de exportación…]
Ya son muchos años con el mismo cuento y el final siempre es el igual: seguir con la misma política colonial.
Hablo del trabajo de “investigación” que presentó Gustavo Pestana, en compañía del Consejero Colonial de Agricultura Narvay Quintero. El origen del mal de nuestra agricultura, según los políticos serviles canarios, tiene siempre su origen en fenómenos exotéricos difícil de localizar y comprender, por lo que ya apelan al auxilio de la cartomancia, para hacer actuaciones eficaces, dada la esterilidad de su imaginación e inoperancia para proceder correctamente.
Cristiano, mire usted que Canarias ha pasado periodos de hambrunas por mor de los monocultivos –modelo que nunca se ha querido cambiar o diversificar porque las leyes o herramientas recogidas en el REF están diseñadas para enriquecer a las taifas caciquiles que controlan la paz en la colonia– y las desgracias que seguirán asistiéndonos a nuestro pueblo si esto no lo cambiamos. La cantinela política con el cumplimiento del REF por parte de España, entiendan que no son derechos: son concesiones que el Reino les hace en contraprestación a la labor de mayordomos ultramarinos, a los guanches traidores.
Cuando la invasión de Irak por parte de EE.UU, Reino Unido y España, en el año 2003, aquel acto de violación de la soberanía, contrario a la carta de la ONU, no sólo creó malestar en el mundo sino que en Canarias se dio un caso sui géneris cuando la población se lanzó a hacer acopio de alimentos creyendo que se acercaba la tercera Guerra Mundial, mas, las estanterías quedaron desprovistas hasta de gofio, que se vendió en su totalidad, alimento al que en ese momento no le hicieron asco ni nativos ni foráneos.
Aquella psicosis no sólo despertó el miedo y la incertidumbre de la población en general de Canarias, sino que, visto el asunto que estaba sucediendo, los políticos coloniales canarios se pusieron nerviosos y una vez más hablaron públicamente de relanzar la agricultura para no depender del exterior, sobre todo es esos acontecimientos imprevistos, impredecibles que te cogen en fuera de juego. Si, le vieron las orejas al lobo y declararon estar firmemente dispuestos a la implementación de la producción agrícola diversificada y en cantidades de autosuficiencia para la población, tal y como aconseja la FAO. Sin embargo, al mes, desde que pasa el trance coyuntural y la locura transitoria, se continúa con la misma política de especulación del suelo agrícola y con importación a gran escala, como ha venido siento hasta ahora. Como previsores, gente prudente y de sensatez, nuestros mandarines no han sido capaces de hacer un estudio sobre cuánto puede resistir la despensa o reserva alimentaria de Canarias, si se diera una adversidad donde no pudiera entrar nada –asunto que parece de poca importancia para estos políticos que nos mangonean y engañan– mas, yo me atrevería a pronosticar que dada la alta demografía en nuestro Archipiélago, en tres días se agotarían las reservas. Lo peor es cómo se sigue engañando al pueblo, alegando que nuestros males en el sector primario obedecen a la voluntad de los dioses del Helicón, y sólo dan pinceladas superficiales sin querer –porque no les interesa– llegar al fondo y a la realidad de la cuestión porque esa es su condición sine qua non para ostentar un cargo: mentir.
En el estudio de Gustavo Pestana –al menos en lo poco que explica en periódico colonial– dice que son tres los factores que han hecho que la gente abandone el campo: el boom del turismo de los años 70 del siglo pasado, la crisis del tomate y la polilla de la papa. No obstante, durante el surgimiento turístico se mantuvo intacto en muchas localidades de Canarias los monocultivos del plátano y tomate, porque siempre han estado subvencionados a cambio de desmantelar el resto de la agricultura, pero no se dice que eran algunos cacique que tenían tierras para ofrecer a la especulación los mismos que recibían subvenciones para los otros grandes monocultivos de exportación… efectivamente, obligando, de esta manera sutil y estructural, a desplazar hacia el sector turístico al pequeño agricultor que plantaba diversidad de productos para el autoconsumo, ya que para ellos no hubieron subvenciones sino persecución y prohibiciones para que así la casta intermediaria pudiera introducir libremente los productos foráneos que hasta ahora entran, sin competencia del interior, respaldados, además, con partidas y dinerarias a través del REA.
Achacaron la crisis del tomate a la competencia marroquí, la crisis del plátano a la competencia desleal que multinacionales americanas hacían o hacen con el banano… entonces, pues, cuando es obvio que no se puede obligar ni recriminar competencia desleal alguna a otros países soberanos que exportan porque le compran, con la particularidad que lo hacen en un mercado del que Canarias es miembro –o está burdel– y aquellos países no, así que, por lógica, tendríamos que preguntarnos: ¿para qué estamos en un mercado llamado europeo si éste le compra a otros antes que a su miembro ultraperiférico? Resulta que Europa nos impone condiciones en la pesca y en nuestras relaciones comerciales con África, pero se salta alegremente el protocolo establecido con su “socio” y los políticos palanganeros que aquí dicen que nos representan a lo único que se dedican es a responsabilizar a otros de allende los mares, echar balones fuera: “la culpa nunca es del que te lacera es de otro lacerado”
El virus de la polilla en la papa, el de la cuchara y tantos otros, no son virus que se generaron en Canarias sino que llegan con las ingentes exportaciones del exterior, con la que algunos muy apegados al poder tienen la mamanza y nuestro sector estratégico la desgracia y el consiguiente desmantelamiento.
Esta es la tónica general en su retórica: hablar de lo que pasa, pero no por qué ocurre y menos ponerle solución. Claro que, dado los intereses de esas minorías coloniales, no van a ahondar en el mal endémico de Canarias que se llama colonialismo. Sin embargo, como si un gran estudio de la cantidad de tierra que hay abandonada fuere –habla de una equivalencia de 90.000 campos de futbol–, nos lo pone a gran titular en periódicos de su círculo, porque, por lo visto, los canarios somos ciegos y no vemos esas tierras convertidas en eriales, de lo que nos lamentamos por lo que de producción interna supondría, así como de mano de obra dignificada ya que, si se cambia el rol, este sector supondría trabajo estable. Pues no, amigo, Gustavo Pestana, no es solo el 18% de la tierra cultivable (los 90.000 campos de futbol que usted señala) es también la cantidad de campos de golf que usted no cuantifica, es la desprotección de las tierras agrícolas para la especulación, es matar nuestra agricultura y hacer que la gente de los barrios planten en parterres –de vergüenza–; es la construcción masiva que con esta ley del suelo y otras anteriores urbanizaron las mejores zonas de cultivo para hacer zonas residenciales que tienen previstas para europeos y otra gente foránea de alto poder adquisitivo.
Diga también que se protegen especies que no están en peligro de extinción para aburrir a los pequeños agricultores –a que no les dejan levantar ni un cuarto de aperos porque tienen el Seprona como su sombra para multarlos los leyes draconianas–, mientas le permiten urbanizar a los magnates en Dominio Marítimo terrestre. Diga también que tanta subvención para forestar especies que no producen alimentos tienen como finalidad cercar el territorio y arrinconar cada vez más lo que podrían ser terrenos de cultivos con una buena política de diversificación y consumo interior, lo que aportaría un incremento real a nuestro PIB y trabajo para los nuestros. ¡Mire, le advierto que yo he visto tabaibas hasta el La Barra de La Playa de Las Canteras! Para finalizar le voy a dar una idea. Sobre esos terrenos equivalentes a 90.000 campos de futbol, ya que históricamente a este pueblo sólo le han puesto circo para distorsionarle la realidad, ¿por qué no propone construir 90.000 campos de fútbol, hacer 90.000 equipos y por fin convertir a Canarias en un parque temático –que creo que es lo que persiguen– donde haya una demografía disparatada como potenciales consumidores de los productos de nuestros proxenetas europeos, empezando por España S.A? Ayuden a crear empleo y riqueza fuera y creen desempleo y miseria dentro. También es una forma de someter, agarrar a la gente por la barriga.
5/06/16