LA BABA
FRANQUISTA
Víctor Ramírez *
Ya
te he contado el origen de este certero calificativo convertido casi en
maldición... Leí en algún lado que el gran poeta León Felipe (quien fallecería
en 1968) sintió, al final de su vida, el lógico anhelo de regresar a su patria,
a España, para morir en ella -y, a ser posible, en su pueblo natal. Su familia
lo animaba cordialmente,
intentando limarle los recelos.
Por fin llegó
el día estipulado para subir al avión del retorno. León Felipe se había
trajeado correctamente, pero no bajaba al salón. Su sobrino, impacientado,
subió a la segunda planta, al dormitorio del insigne tío, cuya puerta estaba
abierta. Y encontrará a éste tumbado en su lecho, sin desvestir, con los ojos
de la resolución fijos en el techo.
A la pregunta
del atónito sobrino, respondió León Felipe (quien había nacido en Tábara de
Zamora, en 1884) que había decidido no regresar a su patria, donde todos los buenos españoles habían sido
asesinados o habían tenido que exiliarse.
Prefería morir
en el acogedor México, morir con el grato recuerdo de aquella patria suya que
había él vivido hasta que hubo de exiliarse, patria colmada de grandes hombres
pletóricos de bonhomía.
Y añadió que,
si Franco y demás cómplices morían en la cama sin haber respondido
judicialmente de sus tremebundos desmanes, en España (y más acentuadamente en
la colonia Canarias –añado yo) sólo podría gobernar de ahora en adelante la “baba
franquista”.
Como en otros
asuntos, pienso que tampoco en éste erró el poético don de profecía del
admirado León Felipe Camino.
* (Publicado
en Diario de Las Palmas el 5 de marzo de 1994)