Ayudas
prometidas, tras el temporal de Fuencaliente,
de
las que nada se sabe.
Las
ayudas a los damnificados por el temporal de agua en Fuencaliente, después de
tres años de haber sido aprobadas, no terminan por llegar. Mientras tanto los
afectados han tenido que afrontar los
trabajos para la recuperación de sus fincas a base de préstamos
bancarios que, como es sabido, llevan aparejado sus correspondientes intereses.
En el caso de don Pedro Pestana,
como el de tantos otros, su finca, situada en la costa de Fuencaliente, quedó
totalmente sepultada por el barro y los escombros, como quedó de manifiesto en
las imágenes que recogió la televisión. Fue una desgracia detrás de otra;
primero el fuego que quemó lo que encontró a su paso, dejando un manto de
ceniza cubriéndolo todo, lo cual impidió que el agua de las lluvias penetrara
en la tierra y la empapara; muy al contrario, las barranqueras de agua arrastró
las tierras convirtiendo lo que encontró a su paso en barro y escombros. Hasta
el señor don Paulino, Presidente autonómico, vino luciéndose a hacerse la
fotografía en la finca destrozada y arruinada, para que luego se quede todo,
como tristemente está sucediendo, en aguas
de borrajas, en el olvido, como si nada hubiera pasado.
Pero
como Don Pedro es de los agricultores de antes, que se no arredran, no se resignó
al infortunio y mientras esperaba por las ayudas institucionales prometidas, y
que dicen aprobadas, solicitó un préstamo a la banca para reparar los
desperfectos ocasionados por el temporal y poder continuar con su explotación
agrícola, de la cual, como es lógico, trabaja par obtener beneficios;
beneficios que no sólo son para él sino que contribuye al sustento de varias
familias que trabajan en la finca, los que cargan las piñas, así como indirectamente, a los
transportistas, empaquetados, y todo lo que se mueve alrededor de las
explotaciones agrarias.
Este
desesperado hombre cuando pregunta en las instituciones por las ayudas
prometidas, le responden una y otra vez, “que las ayudas están aprobadas y es
cuestión de que el Gobierno canario disponga del dinero para librar las
correspondientes partidas”. El caso es que las ayudas prometidas y aprobadas
no aparecen por ningún sitio y mientras tanto tiene que afrontar el pago del préstamo
bancario y los correspondientes intereses.
Don
Pedro Pestana, como lo otros afectados, se pregunta ¿cómo es eso que no hay
dinero?, se están realizando obras por doquier que no se terminan, que se hacen
eternas y que, por cierto, no se corresponde, ni mucho menos, el
coste de los trabajos que están haciendo a salto de mata, con el presupuesto
destinado a las obras en cuestión. Pareciera que hay dineros que se escurren y
que van a paradero desconocido. Aunque uno tiene sus ideas al respecto. ¡Vaya
usted a saber!
Con
los dineros públicos hay que ser transparentes, sin subterfugios ni
ocultaciones, porque si no, el pueblo, la ciudadanía, que son sus
destinatarios, nos les queda sino aplicar aquello de ‘piensa mal y acertarás’…
*
René Acosta
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Audio de la entrevista: