AXENTEMIRES, EL LINAJE SAGRADO

 

 

«» Dacil Ayt Tilelli *


Conformados en una casta de guerreros sagrados, los Axentemir, que combatían tanto en el mundo físico como en el espiritual, eran seleccionados de entre aquellos niños concebidos durante una celebración muy especial: la Noche del error. Como parte de los rituales propiciatorios que, dedicados a la fecundidad, se desarrollaban durante las fiestas caniculares o beñesmer, hombres y mujeres en edad fértil mantenían relaciones sexuales en campos plantados de cereales. Cegados por la oscuridad nocturna, el contacto se practicaba sin conocer la identidad de la otra persona. Nueve meses más tarde, las criaturas nacidas de este ritual eran entregadas a las Maguadas para su educación como miembros de las distintas castas sacerdotales o, en determinadas circunstancias, para su preparación como guerreros Axentemir.

 

De esta manera, quizá un tanto cruel para los hábitos actuales, se conseguía el desarraigo social de un sujeto que, ajeno a la personalidad de sus progenitores, vivía hasta el final de sus días el signo sagrado de su nacimiento y, por tanto, su condición de hijos de una divinidad a la que rendían obediencia, los Axentemir eran los primeros en acudir al combate. Especie de cuerpo de elite, su sola presencia imponía respeto en cualquier lugar de la isla. Variaba su número en cada menceyato, pero nunca superaban los doce integrantes.

 

Vivían en zonas apartadas de la comunidad, pero justo en puntos estratégicos que dominaban las comarcas a las que pertenecían. Imbuidos de un pleno compromiso espiritual con Achaman, deidad a la que veneraban entregando su vida, en el plano terrenal se sujetaban a los dictados del Mencey, pero siempre y cuando esas órdenes no entraran en contradicción con los preceptos de su divinidad, el Centelleante (ACHAMAN) la única autoridad real que colocaban por encima de ellos…

 

Dacil Ayt Tilelli