Autodeterminación, Independencia
Ya
hablamos anteriormente de que en España no se reconoce el derecho a la
autodeterminación de los pueblos. Ellos lo confirman y nos lo recuerdan
continuamente, a pesar de ser una cuestión planteada y aprobada por la ONU hace
71 años, en la Carta de Naciones Unidas de 1945.
Aun así, hoy muchos
pueblos siguen luchando y exigiendo su reconocido derecho internacional sin el
resultado justo que sería de esperar. Acosados por regímenes que se aferran a
los territorios de los que un día se apropiaron y hoy se empeñan en seguir
administrando.
He oído que algunos
partidos españoles contemplan en sus estatutos el derecho a la autodeterminación
de los pueblos. Alguno de los que se oponen a darle ese derecho al pueblo catalán.
Algunos que aunque digan que no están a un paso de prohibir cualquier tipo de
referéndum o consulta popular; están muy unidos a los que coartan
descaradamente la libertad de expresión, con leyes como “la mordaza”; están
totalmente condicionados por el ejercicio de un profundo nacionalismo español
que tiene su base y fundamento en el imperialismo expansionista que invadió,
conquistó y subyugó tantas nacionalidades que ya ni las distingue. Canarias
fue uno de esos casos y sigue siendo el último territorio ocupado por España
fuera de Europa, exceptuando Ceuta y Melilla.
No
me valen esos partidos de la izquierda española que estatutariamente dicen una
cosa y después la aplican sesgadamente. ¿De qué forma se puede exigir un
referéndum en el Sáhara y negárselo a Cataluña? Solo de una: siendo
ultraespañol, aún a costa de perder por ello toda credibilidad.
Para reconocer el
derecho a la autodeterminación de los pueblos no hay que ser de izquierdas o de
derecha. Tan solo hay que ser coherente con los tiempos que corren, con el
momento histórico que nos ha tocado vivir. Asumir que los tiempos del
imperialismo colonial están lejanos y no fueron buenos ni lo son ahora. En
realidad, no hay que ser obligadamente independentista: aunque exija mostrarse
comprensivo y respetuoso con estos movimientos de liberación nacional.
Por eso hago desde
estas líneas un llamado a salir a la calle el día 23 de enero a todo el que
abogue por “el respeto por el principio de la igualdad de derechos y por el de
la libre determinación de los pueblos” (Carta de Naciones Unidas), para que
entre todos y todas se visualice que los que vivimos en este archipiélago no
padecemos ese analfabetismo, aborregamiento o el “mal imperialista” que en
España parece genético y nunca les llevará a buen fin.
Por otro lado, esta
manifestación es una llamada de atención a España y una reconquista de la
dignidad canaria. Nunca es tarde para llevar a cabo una acción tan necesaria y,
sin duda, no hay mejor momento para demostrar que en Canarias hay seres vivos
con los mismos merecimientos (derechos y obligaciones) que en cualquier país
del mundo.
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Cánovas
publicados en El Guanche y en El Canario