Don
Arturo,
el cabrero más viejo de Los Charcos de Fuencaliente
René
Acosta *
Don Arturo es el cabrero más viejo de esta zona de Los Charcos de
Fuencaliente. Como podemos ver en la foto hoy en día esta descansando, por que
su edad no le permite continuar con su labor de cabrero.
Por el día se ocupaba de pastorearlas, las llevarlas al ordeñador, poner la comida, quitar el estiércol, y luego por la noche, cada momento tenia que estar vigilándolas para que no pasen de carretera arriba. Esta labor la tenia que estar haciéndola en toda la noche.
Cuando llovía se quedaba con la ropa mojada toda la noche, hasta que la familia llegara al día siguiente con ropa seca y limpia, y nunca se enfermó.
Este cabrero era mucho lo que tenia que pasar,
y no solo eso sino cuando le tocaba bajar a los risco de El Remo, riscos
podridos
que, como sabemos, a cada momento se están cayendo. También le tocaba pastorear
cabras en esta zona, poniendo en peligro su vida, por los desprendimientos.
Estos
pastores, como Don Arturo, se merecen como mínimo un homenaje, y pedirle, sobre
todo a Bruselas, que es de donde nos vienes 'las subvenciones', que se acuerden más
de estas gentes que ponen en peligro sus vidas cada momento, porque debemos
comprender que el queso no llega solo al super, hay mucho trabajo ante de
llegar. Yo pienso que estos señores acobartados y con trajes de muy alto
precio, deberían ganar menos, porque quien sufre en realidad es el cabrero,
como don Arturo, porque estos señoritos, casi sin tocarles, ganan más que el
pobre cabrero que se juega la vida en muchos momentos. Yo veo algunos de estos
señores de corbata que prometen mucho y a la hora de la verdad ni te conocen, y
como le ofrezcan alguna consejería se olvidan de lo que prometieron, pero
suerte que estos cabreros son nobles. Pero bueno, hoy por ejemplo vi
a uno de estos que empezaron fuerte en una cooperativa o como se llame, yo
la llamo engaña bobos, muchas promesas, rueda de prensas, comidas por aquí por
allá bajitos, y en cuanto le ofrecen una consejería todo se ha olvidado.
Esta tarde vi a uno de ellos sentado en una mesa, con mucha risa, y yo pensé, todo lo que prometiste y en cuanto te dieron una consejería te has olvidado, y él muy feliz tomándose un café ¡Que poca vergüenza!.
* Reportero de elcanario.net