El almendrero de Nicolás
La crisis como artilugio burgués
Paco Déniz
Unas declaraciones del II paulinato el 4 de
enero dejaron estupefacto a más de uno. La consejera de trabajo dijo, y paulino
abundó, que los empresarios del sector turístico no estaban contratando todo lo
que debieran a tenor del crecimiento y tirón de este sector, y que estaban
manteniendo la productividad en unas condiciones de sobreexplotación
considerable de la fuerza de trabajo, donde, incluso, se habían dado numerosos
despidos e impagos de horas extras.
La patronal ha respondido vaga y extrañamente aludiendo al pago de
recibos de la luz y otros atrasos similares como excusa para no invertir en
nuevos contratos, y han recriminado dichas declaraciones. Han esgrimido la
manida crisis como excusa, aunque el lleno hotelero haya sido del 95% y los
bares y terrazas de las zonas más transitadas estén a reventar. Todo el mundo
lo ha visto, y también han visto el estado físico de muchos trabajadores de
hostelería. Lástima que las declaraciones de la Consejera no sean parte del
guión de una política, sino una declaración adlátere, porque de seguir por esa
vereda desriscarían al II paulinato por la pendiente
del enfrentamiento con la patronal, que es lo que hace falta: ponerle freno a
tanto despotismo y privilegio empresarial.
Pero eso no va a ocurrir, se seguirá manoseando el concepto de crisis
hasta que las grandes fortunas se recompongan y tengan claro el camino.
Mientras, también se manosea el concepto de reforma laboral, pues tanto
neoliberales como socialdemócratas lo utilizan como explicación de lo que
sucede y como única salida para crear empleo o para crear esclavos como algunos
pensamos.
En eso consiste el feudalismo postmoderno, en la producción de
esclavos sin que lo parezcan. En parte, los conceptos Crisis y Reforma Laboral,
se han convertido en artilugios propagandísticos perfectos para desviar todas
las posibles presiones y críticas que los poderes reciben de la ciudadanía
activa. Son artilugios burgueses que funcionan, y la mayoría social está
convencida de que en la crisis valen las penalidades y las desigualdades.
Resignación cristiana y sepultura que observa la crisis como un cielo
tormentoso que pasará, tarde o temprano pasará y todo volverá a ser como antes.
Muchos ven hasta normal el sueldo de la monarquía. Incluso, alguien me comentó
en un bar que, para ser un rey, ganaba poco.