Francisco
P. De Luka
El Rif fue siempre una tierra olvidada, castigada y masacrada por los poderes establecidos
Desde
hace unos años, concretamente desde Julio de 1999, viene funcionando en el Rif
marroquí
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Las facciones de løs rifeñøs nos resultan significativamente familiares
Cabe
destacar, por su relación con Canarias, el territorio de Ghumara
situado en el Rif occidental, antaño berberófono
y hoy día arabófono, cuna de una parte de los
primeros pobladores de
Retomando
el tema objeto de este artículo, es preciso resaltar antes la relevante
figura del rifeño Abdelkrim Al-Khattabi,
nacido en Adjir (Al-Hoceima),
líder de la resistencia frente a los españoles y artífice de la victoria amazigh
en los montes de Annual, a partir del 21 de julio
de 1921, batalla en la que murieron más de 20.000 soldados hispanos. Ho Chi
Minh se refirió a Abdelkrim como el fundador de
la guerrilla moderna, en la que se inspiró posteriormente. No deja de ser
significativa la analogía del lider rifeño con
el gran Imuha Benchomo
que en Tenerife masacró igualmente a los españoles en la batalla de Asenteh,
en Mayo de 1494, utilizando ya la guerra de guerrillas.
Aunque
menos conocido, es digno de destacar igualmente a Sellam
Amezian, líder amazigh
que comandó valientemente la insurrección del Rif
de 1959 contra el Estado marroquí, sofocada por el general Mhammed
Oufkir que provocó unos 8.000 muertos, ostentando
el mando supremo de las FAR el entonces príncipe heredero Mulay
Hassan, padre del actual soberano.
El
Rif fue siempre una tierra olvidada, castigada y
masacrada por los poderes establecidos, ya fueran españoles o del propio
Estado marroquí, debido al ancestral orgullo de sus pobladores y al ardiente
deseo de libertad e independencia que los hacía ingobernables. En 1923 Abdelkrim
declara una efímera República Independiente del Rif
consiguiendo lo imposible: la absoluta unificación de todas las
confederaciones imazighen de la región, que
entendieron que a pesar de sus tradicionales diferencias internas debían
unirse frente al enemigo. Constituyó este hecho un gran escándalo
internacional que motivó la acción combinada de España y Francia, con la
colaboración implícita del Sultán que veía peligrar la integridad
territorial del país. A finales de 1925 entran las tropas españolas en Al-Hoceima
al mando del general Sanjurjo, reprimiendo salvajamente
la rebelión liberadora y empleando ya la guerra química.
Sin
embargo, es a raíz de la derrota de Annual (1921)
cuando los españoles comienzan a emplear las armas químicas en revancha por
la victoria rifeña (observamos aquí un paralelismo con la represión
ejercida en Tenerife contra el pueblo guanche a raíz de la derrota de
Acentejo, que lleva a los invasores, entre 1495 y
El
investigador Ignacio Cembrero relata
pormenorizadamente, en un artículo publicado
en la prensa española en Febrero de 2002, los horrores de la acción criminal
del ejército español contra el pueblo rifeño. Entre los diversos
testimonios aportados, podemos leer:
“Tiraban
algo así como azufre. La gente se quedaba ciega. Su piel se ennegrecía y la
perdían. El ganado se hinchaba y después moría. Las plantas se secaban de golpe
.
Prosigue
el periodista autor del artículo con el relato del testigo Mohamed
Faragi, de 91 años, vecino de la aldea de Tafdna,
Al-Hoceima, que era un adolescente en aquella época
y que cuenta como caía el haraj
(veneno) desde el cielo:
“Durante
semanas no se podía beber el agua de los arroyos. Me decían que el agua
estaba envenenada, Las bombas caían en todas partes. La gente se metía en
cuevas y construía cabañas para esconderse y proteger el ganado. Allí se
metían en cuanto oían el ruido de un avión”.
Otro
testigo, Habou N´Amar
Massoud, ex –combatiente rifeño de 102 años,
refiere:
“Recuerdo
que algunos de mis compatriotas resultaron asfixiados y lo que me sorprendió
fue el empeño que tenían los españoles por comprar los fragmentos de las
bombas estalladas, como si quisieran borrar cualquier rastro”.
El
concepto de “bomba X“ se introdujo –según Cembrero-
en el intercambio de correspondencia entre el alto mando español y el
gobierno de
Las
frases atribuídas a los mandatarios españoles de
la época ponen los pelos de punta:
-“Siempre
fui refractario al empleo de los gases asfixiantes contra estos indígenas,
pero después de lo que han hecho y de su traidora y falaz conducta, he de
emplearlos con verdadera fruición” -escribía en un telegrama el 12 de
agosto de 1921 el Alto Comisario en Tetuán, el general Dámaso Berenguer.
Por
su parte, el perverso monarca español Alfonso XIII (del que, por cierto, las
autoridades coloniales y sus lacayos isleños celebraron en Canarias el
centenario de su visita) afirmaba en 1925 al agregado militar francés en
Madrid al que recibía en audiencia:
“Hay
que dejar de lado las vanas consideraciones humanitarias, porque con la ayuda
del más dañino de los gases se salvan muchas vidas españolas y francesas.
Lo importante es exterminar, como se hace con las malas bestias, a los Beni-Urriaguel
y a las tribus más próximas a Abdelkrim”.
El
temible “gas mostaza” es disparado por la artillería en la batalla de Tizi-Azza,
en julio de 1923, causando estragos entre los rifeños.
En 1924 les llegó el fatal turno a la tribu de los Beni-Touzin,
cuyos poblados y población civil fueron bombardeados por la aviación española.
En relación con los Beni-Touzin
(ubicados al oriente de la provincia de Nador, en
el círculo del Rif, noreste de Marruecos), la técnica
de cocción de la cerámica empleada por esta tribu (previa excavación de un
agujero en el suelo de poca profundidad, en cuyo fondo se coloca la hojarasca
que activa la combustión) es muy similar a la utilizada por los antiguos
canarios, según Sedeño:
“después
de esto hacían un hoyo en la tierra onde ponían
la losa i cubrían con tierra, i ensima haçian
lumbre por un día u el tiempo necesario para coçer
su losa” (en F. Morales Padrón, 1978).
Las
circunstancias de aquel bombardeo contra los Beni-Touzin
fueron denunciadas valientemente por el mariscal francés L. Hubert
Lyautey, máxima autoridad del Marruecos francés:
“los
aeroplanos españoles han dañado gravemente los pueblos rebeldes, usando con
frecuencia bombas de gas lacrimógeno y asfixiante que causaban estragos entre
la pacífica población. Gran número
de mujeres y niños han acudido a Tánger para recibir tratamiento médico”.
Asímismo,
H. Pughe Lloyd,
oficial británico que recorrió la zona, afirma en un despacho remitido al
gobierno inglés en enero de 1926:
“Muchos
rifeños murieron… sobre todo estaban medio
ciegos o tenían muy afectados los pulmones”. Balfour
asegura que en los informes se constata que los españoles escogían las áreas
más pobladas y los momentos de mayor aglomeración para lanzar las bombas químicas,
provocando que los rifeños abrieran los zocos
comerciales por la noche.
A
partir de 1927, al finalizar la guerra colonial, los documentos y actas que
hablaban de las armas químicas se destruyeron o simplemente no existieron,
extendiéndose un manto de silencio que duró 63 años (hasta 1990) propiciado
por el régimen franquista. A finales del pasado siglo, el Estado marroquí
abandonó su política de avestruz y decidió dar vía libre a las denuncias
de los rifeños con la autorización de las
primeras Asociaciones de Víctimas, acentuando la política de acercamiento
gubernamental con la región del Rif.
Hoy
en día proliferan en el norte de Marruecos los actos de homenaje, las
conferencias sobre el tema y las declaraciones de los diversos militantes imazighen
denunciando este terrible crimen de lesa humanidad. En Marzo de 2004
Por
su parte, Aziz Benazouz,
vicepresidente de
Si
se confirma su relación con las armas químicas se exigirá a España una
indemnización colectiva, -afirmó Benazouz, al
que se une la firme reclamación de Said Al Khattabi,
hijo de Abdelkrim, exiliado en El Cairo, exigiendo
a España reparación moral y económica en la castigada región del Rif.