Arando
en el mar
Wladimiro Rodriguez Brito. *
[...Aquí y ahora otro campo es posible, y es algo básico: la COAG y la asociación ASUICAN (junto al apoyo de otras instituciones y entidades) realizaron recientemente unas jornadas en Breña Baja, en La Palma, en las que se puso de manifiesto que el mundo rural necesita, entre otras cosas, precios que garanticen cubrir al menos los costes...]
Comienza
el año con movilizaciones de los agricultores, movilizaciones que han sido una
sorpresa para muchos, dada la pasividad del hombre del campo y la mala costumbre
de huir a la ciudad. El objetivo de éstas es poner de manifiesto el olvido y
marginación económica que sufren los agricultores y ganaderos, como dejan en
evidencia los precios en origen de los productos agrarios y lo que pagamos en
las zonas urbanas. Por ello, ver movilizaciones en lugares de la España Vaciada
es un tema novedoso, ya que parece que los campesinos que sobreviven en el mundo
rural no quieren seguir por la vía de la migración a la ciudad como
alternativa, ya que los guetos urbanos, cargados de parados y miseria, no son la
alternativa.
Valgan
como referencia, en Canarias, los estudios que hace COAG en los que se muestran
la diferencia entre lo que cobra el agricultor y lo que pagamos en los mercados,
el conocido como IPOD, que muestra, en muchos casos, diferencias de uno a cuatro
entre el origen y el destino de la cadena. En el mejor de los casos, el
agricultor consigue el 30%.
En
otro estado de cosas, otra situación a denunciar es la motivada por las
importaciones de productos alimentarios, realizadas en algunos caso incluso con
estrategias de dumping (con ventas por debajo de los costes), como, de hecho,
hemos sufrido en Canarias: 5€ el saco de 25kg de papas hace cuatro o cinco años.
¿Como
no entender, entonces, que en este cultivo, la papa, hayamos pasado de más de
15 mil has. de cultivo (autoabastecimiento), a las unicamente 4 mil
has de ahora?.Son muchos los
agricultores que han tirado la toalla, máxime compitiendo con precios del agua
con las zonas urbano turísticas.
Ademas,
aparecen nuevas dificultades y cuellos de botella. Por ejemplo, la
U.E. quiere reducir los aportes de ayuda al campo, las muletas que aportaba para
mantener una apariencia de campo vivo, que en Holanda, Francia y Alemania mantenían
un paisaje de libro; o en la Europa del Sur, olivos, vid y hortalizas ; y
encima, ahora Trump pone aranceles, y en el horizonte el Brexit.
Por
si fuera poco, la U.E. plantea la agricultura como si fuese principalmente una
actividad ambiental, más que actividad productiva. De hecho, se facilita que
nos alimentemos de terceros países, caso de Mercosur, mientras aquí los
agricultores hacen de supuestos jardineros del paisaje.
Labrar
en el mar… surcos y cultivos para fotos, campo como entretenimiento. Eso si,
hablamos de kilómetro cero, de economía circular. Vamos a la Fitur con
alfombras rojas, lujo y grandeza, y aquí no limpiamos ni podamos los almendros
para que sobrevivan unos años más. El campo como una actividad intermedia
entre museo y carnaval.
Aquí
y ahora otro campo es posible, y es algo básico: la COAG y la asociación
ASUICAN (junto al apoyo de otras instituciones y entidades) realizaron
recientemente unas jornadas en Breña Baja, en La Palma, en las que se puso de
manifiesto que el mundo rural necesita, entre otras cosas, precios que
garanticen cubrir al menos los costes a los productores, unos ingresos que
permitan mantener la explotación, con un contrato que garantice estabilidad .
Para ello, no solo hemos de tener seguros ante las inclemencias del tiempo, sino
también unas relaciones escritas entre distribuidores y productores. Practicas
como la venta a pérdidas, o sistemas como el que utilizamos en los plátanos
(venta a resultas), deben quedar atrás.
En
una palabra: la situación agraria requiere cambios importantes, tanto para los
agricultores, como para los consumidores. Los alegatos ambientales y sociales
que hacemos son papel mojado si no entendemos que la situación actual de usar y
tirar tiene los días contados. La supuesta rentabilidad a corto plazo hace que
no tengamos viento a favor en un barco que no tiene puerto de destino, ni en el
campo ambiental, ni en el social.
Hemos
de autoabastecernos de lo local, por razones sociales y ambientales. Tenemos que
hacer surcos. Los surcos en el mar los dejamos para los poetas.
Arando
en el mar
Comienza
el año con movilizaciones de los agricultores, movilizaciones que han sido una
sorpresa para muchos, dada la pasividad del hombre del campo y la mala costumbre
de huir a la ciudad. El objetivo de éstas es poner de manifiesto el olvido y
marginación económica que sufren los agricultores y ganaderos, como dejan en
evidencia los precios en origen de los productos agrarios y lo que pagamos en
las zonas urbanas. Por ello, ver movilizaciones en lugares de la España Vaciada
es un tema novedoso, ya que parece que los campesinos que sobreviven en el mundo
rural no quieren seguir por la vía de la migración a la ciudad como
alternativa, ya que los guetos urbanos, cargados de parados y miseria, no son la
alternativa.
Valgan
como referencia, en Canarias, los estudios que hace COAG en los que se muestran
la diferencia entre lo que cobra el agricultor y lo que pagamos en los mercados,
el conocido como IPOD, que muestra, en muchos casos, diferencias de uno a cuatro
entre el origen y el destino de la cadena. En el mejor de los casos, el
agricultor consigue el 30%.
En
otro estado de cosas, otra situación a denunciar es la motivada por las
importaciones de productos alimentarios, realizadas en algunos caso incluso con
estrategias de dumping (con ventas por debajo de los costes), como, de hecho,
hemos sufrido en Canarias: 5€ el saco de 25kg de papas hace cuatro o cinco años.
¿Como
no entender, entonces, que en este cultivo, la papa, hayamos pasado de más de
15 mil has. de cultivo (autoabastecimiento), a las unicamente 4 mil
has de ahora?.Son muchos los
agricultores que han tirado la toalla, máxime compitiendo con precios del agua
con las zonas urbano turísticas.
Ademas,
aparecen nuevas dificultades y cuellos de botella. Por ejemplo, la
U.E. quiere reducir los aportes de ayuda al campo, las muletas que aportaba para
mantener una apariencia de campo vivo, que en Holanda, Francia y Alemania mantenían
un paisaje de libro; o en la Europa del Sur, olivos, vid y hortalizas ; y
encima, ahora Trump pone aranceles, y en el horizonte el Brexit.
Por
si fuera poco, la U.E. plantea la agricultura como si fuese principalmente una
actividad ambiental, más que actividad productiva. De hecho, se facilita que
nos alimentemos de terceros países, caso de Mercosur,
mientras aquí los agricultores hacen de supuestos jardineros del paisaje.
Labrar
en el mar… surcos y cultivos para fotos, campo como entretenimiento. Eso si,
hablamos de kilómetro cero, de economía circular. Vamos a la Fitur con
alfombras rojas, lujo y grandeza, y aquí no limpiamos ni podamos los almendros
para que sobrevivan unos años más. El campo como una actividad intermedia
entre museo y carnaval.
Aquí
y ahora otro campo es posible, y es algo básico: la COAG y la asociación
ASUICAN (junto al apoyo de otras instituciones y entidades) realizaron
recientemente unas jornadas en Breña Baja, en La Palma, en las que se puso de
manifiesto que el mundo rural necesita, entre otras cosas, precios que
garanticen cubrir al menos los costes a los productores, unos ingresos que
permitan mantener la explotación, con un contrato que garantice estabilidad .
Para ello, no solo hemos de tener seguros ante las inclemencias del tiempo, sino
también unas relaciones escritas entre distribuidores y productores. Practicas
como la venta a pérdidas, o sistemas como el que utilizamos en los plátanos
(venta a resultas), deben quedar atrás.
En
una palabra: la situación agraria requiere cambios importantes, tanto para los
agricultores, como para los consumidores. Los alegatos ambientales y sociales
que hacemos son papel mojado si no entendemos que la situación actual de usar y
tirar tiene los días contados. La supuesta rentabilidad a corto plazo hace que
no tengamos viento a favor en un barco que no tiene puerto de destino, ni en el
campo ambiental, ni en el social.
Hemos
de autoabastecernos de lo local, por razones sociales y ambientales. Tenemos que
hacer surcos. Los surcos en el mar los dejamos para los poetas.
wladimirorodiguezbrito.blogspot.com.es
Otros artículos de Wladimiro Rodríguez Brito publicados en El Canario.net y El Guanche.org