¿A QUIÉN
VOTAREMOS EN LAS ELECCIONES?
Edilberto Rodríguez Morales
Si a
excepción de los partidos y sindicatos españolistas, consideramos
incuestionable que la propuesta para alcanzar una sociedad igualitaria y
democrática en Canarias pasa inevitablemente por lograr primeramente la
Descolonización e Independencia, cómo entender que no vayamos todos a una,
cuando lo más razonable sería que fuéramos todos en el mismo barco y cada uno
en su camarote.
La realidad es que formamos parte de esa
masa social estupefacta y catatónica que ha ido viendo desaparecer una tras
otra a organizaciones como Pueblo Canario Unido (PCU), Unión del Pueblo Canario
(UPC), lo que fue Alternativa Popular Canaria (APC) e incluso el Partido
Nacionalista Canario (PNC) sin hacer absolutamente nada por evitarlo; de cómo
se han ido disipando en el tiempo justo para que no trascendiera más allá de lo
anecdótico y no impregnase su esencia revolucionaria entre los canarios.
Agradecimiento que se lo debemos en mayor medida al Partido Socialista Obrero
Español (PSOE), los verdaderos colaboradores del colonialismo español en
Canarias, los mismos que han hecho posible la división del campo soberanista en
diferentes corrientes ideológicas sino también fomentando en algunas
organizaciones un evidente golpe de timón. Aún así, -todas las veces que sea
necesario- no podemos perder el norte. En todo momento debemos recordar a todas
las organizaciones soberanistas y a todos los luchadores de nuestro
Archipiélago el deber de reagruparnos en un único referente político:
Movimiento de Liberación Nacional de Canarias (MLNC). Que fuera éste la parte
visible, quien reivindicara directamente nuestras legitimas aspiraciones de
emancipación en los Organismos Internacionales. Dejar a un lado las
desavenencias ideológicas o personales que las urnas provoca en la vida
política: entorpecer nuestro verdadero objetivo. Proyecto que, de no alcanzar
sus expectativas en tiempo y forma, a nadie le puede sorprender que la
abstención y la desobediencia civil sea un ejercicio legítimo de resistencia
anticolonialista hasta cuanto en cuanto no prevalezca ese único referente
soberanista.
No podemos permitir que la incertidumbre
cohabite indefinidamente en ese frente político de masas silencioso. Urgen
propuestas con seguro a todo riesgo; las hay. Y es que por mucho que los
independentistas de base tengamos el deber de organizarnos, de apoyar el
hombro, también tenemos criterio propio. De ahí la necesidad de que se
promuevan asambleas, de que se nos escuche. Corregir posibles defectos de
apreciación, que se faciliten las condiciones que permitan la oportunidad de
trabajar conjuntamente. De echar un pulso al gobierno colonialista español en
su propia salsa. Que desde una perspectiva electoral diferente se considerara
una consulta popular votar al MLNC, equiparable al ejercicio de
Autodeterminación. Una óptica libertaria que justificaría participar en las
elecciones renunciando a ese premio envenenado que nos hace desfilar en las
frías procesiones laguneras marcadamente colonialistas. Mantener de una vez una
actitud de dignidad y de rebeldía, alejarnos de las consabidas corruptelas que
con toda seguridad encontraremos en unas instituciones propensas a desgastarnos
políticamente. Pervertir y demorar proyectos soberanistas. En ser cómplices de
un Estado facineroso.
Proponemos que todos los cargos electos si
se eligieran, que se elegirán, se decantaran por la DESOBEDIENCIA CIVIL; que
dicha actitud sirva de tensión permanente en la lucha por la independencia, no
cada cuatro años. Que nadie se viera tentado e intimidado por profesionales
corruptos. A cambio, estamos seguros de recuperar la confianza de una
militancia sin convicción anímica, desorientada, desorganizada, decepcionada y
carente de un referente soberanista. Con esta actitud habrá suficiente
aliciente como para ser receptivos en la formación política y económica que se
necesita in situ en nuestros barrios: asociaciones de vecinos, asociaciones
culturales. Preparación imprescindible y fundamental antes y después de la
Descolonización. Implicarnos más allá del efecto relativo que supone preparar
un escrito para que sea leído por quien no lo va a leer nunca. Hacer uso del
facebook o de las redes sociales en su conjunto para ver quién es más
independentista o quién es más de izquierdas. Necesitamos que nuestro discurso
en defensa de la soberanía canaria esté presente en todas partes, en cada
vivienda y en cualquier lugar; pero, que transmita transparencia y seriedad a
toda la clase trabajadora, autónomos, PYMES y estudiantes. Comprometernos desde
esa convergencia unitaria (MLNC) en la lucha por la Descolonización e
Independencia canaria. Quizás sea la fórmula ideal para dejar de abstenernos,
dejar de votar nulo o dejar de votar en blanco. Involucrarnos en la
construcción de una sociedad igualitaria libre e independiente.
Quienes parapetados en el desarrollo de su
organigrama político den la espalda al Movimiento de Liberación Nacional de
Canarias, implica muestras inequívocas de autoconfianza pero también de
irresponsabilidad; deberían reconocer que en la situación actual el Estado
español tiene la lección bien aprendida. Y que asumir la lucha individualmente
para formar parte de las instituciones de manera testimonial, dificultan la
capacidad de organización masiva que nuestro proyecto necesita. Tan igualmente
insensato como pensar que con nuestros limitados recursos mediáticos y cada
cual yendo por su cuenta y riesgo, vamos a lograr la Descolonización e
Independencia de Canarias. Ni soñando.
¡Canarias
Libre e Independiente!
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