A propósito de los 50 años

de nuestra bandera tricolor con siete estrellas verdes

 

 

«» Pedro J. Brissón

 

[…, comprender lo que nos une y no pelearnos por lo poco que nos separa, que a fin de cuentas lo que nos debe mantener unidos es más importante que todos los conflictos ideológicos que van apareciendo por el camino; ¡la liberación de Canarias!... Y nuestra bandera tricolor, hoy más que aceptada, representa toda esa lucha…, compañeros que ya no se encuentran entre nosotros murieron por ella, padecieron represión, torturas y cárcel y aún así no pudieron acallar sus voces...]

 

 

A pocos días del 22 de octubre, escribo este artículo con mucha nostalgia por no estar en mi tierra, la historia se repite con tantos hermanos/as de canarias que tienen que emigrar para poder alimentarse, ya que la situación en las Islas Canarias es cada vez peor. Tantos buenos amigos en partes tan dispares del mundo, donde han podido encontrar el sustento que se les niega en su propia patria, a pesar de la presión de no rodearnos de las personas queridas, la situación no ha cambiado mucho, ya que antes nos sentíamos extranjeros en nuestra propia tierra y ahora somos verdaderos extranjeros, eso sí, acogidos por países que necesitan de nuestra profesionalidad y empujados por un gobierno títere gobernado desde Madrid, que no quiso luchar por las capacidades y logros de sus compatriotas.

 

Muchos nos fuimos, pero sin dejar de luchar, emigramos porque el estado español es un país colonial, de enchufados, ladrones y corruptos que hacen su agosto en nuestra pobre y maltratada tierra. Cuantos puestos de trabajo para ineptos lameculos, asesores de corruptos políticos, oportunistas y barrigas agradecidas puestos a dedo en nuestra tierra. Y nosotros a emigrar, porque no había puertas que abrir, ni trabajo al que recurrir. Por suerte, fuera de nuestras fronteras valoran nuestro trabajo y como dice uno de los versos de nuestro gran poeta nacional, Don Francisco Tarajano: Que el emigrante canario / a donde quiera que va / muestra savia de nobleza / y corolas de humildad

 

De todo esto se dio cuenta un Movimiento de liberación africano, que se hizo llamar MPAIAC y un 22 de octubre de 1964, en Argel, crearon la bandera tricolor de las siete estrellas verdes, que iba a ser un símbolo de lucha y resistencia contra el colonialismo español. Los colores de nuestra bandera son: a la izquierda el blanco, la franja del medio tiene siete estrellas verdes en círculo sobre el azul-celeste y a la derecha el amarillo canario. Antonio Cubillo fue el líder e impulsor de esta bandera y del movimiento de liberación, creando conciencia nacional y abriendo muchas puertas en el apartado internacional.

 

No voy a hablar de esa etapa histórica con sus aciertos e infortunios, sólo necesito recordar a todo el pueblo canario que no se deje manipular, que contraste la información y que no pare de formarse, que sea autodidacta, que no sea conformista, que reflexione la información que le llega y que sepa que ideología tiene ese medio que le suministra esa información, sólo de esa manera podremos ser libres, el saber nos dará la fuerza para ir acercando posiciones, unificar criterios y comprender lo que nos une y no pelearnos por lo poco que nos separa, que a fin de cuentas lo que nos debe mantener unidos es más importante que todos los conflictos ideológicos que van apareciendo por el camino; ¡la liberación de Canarias!, un verdadero porvenir para nuestros hijos, que tengan derecho al bienestar y a decidir, cosa que a día de hoy siguen negándonos (la consulta de si queremos que nos roben el petróleo me viene como ejemplo).

 

Y nuestra bandera tricolor, hoy más que aceptada, representa toda esa lucha de la que hablo, compañeros que ya no se encuentran entre nosotros murieron por ella, padecieron represión, torturas y cárcel y aún así no pudieron acallar sus voces.

 

Como final y para recordar a su creador, Antonio Cubillo, contaré una anécdota surgida a causa de una tricolor; estaba en su casa de Santa Cruz y quería que Antonio me firmara una bandera y se negaba a ello, decía con vehemencia que no debía añadírsele nada, (los que lo conocieron saben que no quería la bandera con ninguna consigna o dibujo en ella) y yo le insistía para enmarcarla y colocarla en el local, que si esto que si aquello y seguía negándose, hasta que se quedó pensativo y me dijo: “Brissón, realmente si la firmé una vez, fue en el año 85 a mi llegada al aeropuerto, entre la euforia de la gente a recibirme, el compañero fulano (porque no recuerdo el nombre que me dijo en ese momento) me la puso delante, me insistió que se la firmara y así lo hice, pero desde ese entonces me he negado siempre a firmar una bandera”. Entonces, con muy buen humor por mi parte, le dije; que como abogado el debería saber que había creado un precedente y que por tanto le instaba a que hiciera lo mismo por segunda vez. El comenzó a reírse y casi a regañadientes pero sin perder la sonrisa, me dijo: “de acuerdo Brissón, me has convencido, pero te la firmo en una esquina” y así, en una esquina del blanco de la bandera quedó impresa su firma, con tinta de bolígrafo, un tesoro histórico, una especial bandera libertadora; una bandera que simboliza la revolución y que fue creada para luchar por la justa y digna causa de la liberación de Canarias.

 

12/10/2014

 

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