A
pesar de todo
Cándido
Quintana *
Miles
de personas volvimos a decir ¡NO AL PUERTO DE GRANADILLA!
Tenerife celebró este pasado sábado 12N,
a las puertas de las elecciones generales del 20N, otro gran día
reivindicativo, de nuevo rechazando el puerto de Granadilla y todo lo que le
rodea, y exigiendo que esta obra sea parada y desechada. El rechazo a esta
innecesaria y devastadora infraestructura, ha ido anidando de forma creciente en
el corazón de muchos miles de tinerfeños, que no dudan en estar ahí, en su
protesta, cuando nace cualquier nueva iniciativa en su contra. Ya saben que las
iniciativas en su favor han sido exiguas y muy escasamente secundadas, sólo
unas pocas decenas de personas han acudido a ellas, beneficiarios incluidos. Su
rechazo es ampliamente mayoritario.
A la oposición inicial por los múltiples
daños medioambientales irreversibles, se le han ido sumando otros razonamientos
no menos contundentes, desde la poca idoneidad del gas que por allí pretenden
introducir, por la cercanía de este peligroso combustible fósil a los núcleos
de población y a los cientos de trabajadores del polígono industrial, hasta la
brecha, no menos peligrosa, del riesgo permanente que se le abre al sector que
mayormente sostiene la economía de Tenerife, el Turismo, tanto por la cercanía
a sus asentamientos sureños, como al Aeropuerto, desde donde se vería toda
esta parafernalia peligrosa y contaminante, en un destino que se vende por todo
lo contrario.
Pero aún siendo importantes todos
estos razonamientos, que por sí solos desaconsejan acometer la obra, ahora
surge otro tan o más contundente, el enorme despilfarro que conlleva en época
de crisis profunda. Son varios los cientos de millones de euros que pretenden
tirar a la basura y al bolsillo de unos pocos, cuando el hambre asedia cada día
a un mayor número de familias y cuando se infradotan, por escasez de recursos,
los servicios públicos más vitales, como la educación y la sanidad. Los
gobernantes canarios han perdido el norte, con la permisibilidad del Gobierno de
España y de la Unión Europea, que no
actúan de forma tajante para parar estos desatinos que nos están arruinando,
para regocijo de determinados empresarios que jamás pensaron que podrían hacer
su agosto a costa de la agonía generalizada.
Y todo este dislate no se hubiera
hecho realidad, si otros poderes hubiesen actuado con la contundencia y rapidez
que la gravísima situación aconseja. Estoy plenamente convencido de que una
Justicia, totalmente independiente del poder político y suficientemente dotada,
habría arbitrado medidas tajantes para evitar el derroche y encontrado caminos
para imponer la congruencia en la difícil época que vivimos, salvaguardando el
interés general e impidiendo estos peligrosos arrebatos políticos. Tampoco son
ajenos muchos medios de comunicación de Tenerife, sobre todo los de edición
escrita, que han venido silenciando a los opositores y dando cancha amplia a los
promotores, en un claro gesto de sumisión a sus propietarios, que en definitiva
son los mismos beneficiados con la barbarie.
Por si no fuera poco, surgen tristes e
increíbles iniciativas desde poderes que deberían dar la talla en defensa del
equilibrio, para salvaguardar los derechos constitucionales de todos los
ciudadanos por igual y no imponer limitaciones que no proceden por claramente
injustas y arbitrarias. Me estoy refiriendo a la Subdelegación
del Gobierno de España en Tenerife, que 20
días después de serle notificada la Manifestación del 20N contra el
puerto de Granadilla y su recorrido, por cierto alejado de las catenarias del
tranvía, se saca de la manga una limitación intolerable y fuera de tiempo, dejándonos
en un claro estado de indefensión sólo un día antes de su celebración.
Todo estaba perfectamente preparado,
los esfuerzos personales y altruistas han sido épicos, y esto lo digo porque,
como siempre, al otro lado están unos gobernantes que no dan un palo al agua,
que utilizan a los mandados de siempre, a los que pagamos todos, y encima se
mueven con nuestros propios recursos, ¡que desigualdad!, pero… Llegó la hora
de la verdad y un escenario, me refiero a la Avenida de Anaga, que se cierra
para carnavales, para pruebas ciclistas, maratones y otros de nimia participación,
es vetado a muchos miles de ciudadanos, que no pueden ejercer un derecho
constitucional, manifestarse multitudinariamente llenando toda la avenida frente
a la Autoridad Portuaria, para recriminarles su prepotencia en la construcción
del puerto de Granadilla, mayoritariamente rechazado. No nos dejaron organizar,
nos restaron fuerzas y apoyos, no pudimos siquiera planificar el despliegue de
pancartas, pero, -a pesar de todo-,
muchas miles de personas volvimos a decir ¡NO
AL PUERTO DE GRANADILLA!
© Integrante
de Asamblea por Tenerife