Herramientas, menesteres y aperos de trabajo que ayudaban al sustento familiar. Vida sacrificada pero sana. Lucha diaria silenciosa y sin recompensa acomodada. Renuncias sin saber lo que eso significaba; escasez material con abundancia espiritual. Humildad y pureza. Conformismo y resignación que llegaba hasta la extenuación. Ausencia de reivindicación o reclamo, desconocimiento de derechos porque ese planteamiento no tenía lugar en el campo. 

Y es que el 1° de Mayo no estaba de color rojo en el calendario, simplemente era un día más para madrugar, para trabajar, para subsistir, para batallar por el día a día de los propios... 

Pero las luchas, las vidas, los sacrificios, las persecuciones estarán presentes hoy y siempre. 
¡Cuánto hemos logrado, pero cuánto nos queda por conseguir. Cuánto hemos ganado, pero cuánto hemos perdido!

¡¡En Canarias, desde luego, hemos perdido el rumbo de nuestro marchamo como pueblo. No somos capaces de timoniar el destino de nuestra tierra, renunciando a su futuro, y la hemos dejado por demasiado tiempo en manos de piratas de allende de los mares que nos lleva a la ruina, a la deriva!!