Ana
Doreste Suárez y el día de la mujer
«.» Pedro J. Brissón
El
pasado jueves 8 de Marzo, participé en una
de las manifestaciones convocadas por las organizaciones feministas, en la de la
isla de Gran Canaria, que acabó en la Plaza de Santa Ana.
Me sumé convencido el mismo día que Ana Doreste Suárez, lunes cinco de marzo;
nos animaba a la convocatoria desde el Instituto Tony Gallardo. En dicha
institución se la homenajeaba por su trabajo de desarrollo comunitario en la
isleta. Y por su lucha solidaria e incansable por la
igualdad de las mujeres.[1]
Saludos calurosos nada más llegar, por parte del director, docentes y
conocidos. Periodistas de la televisión canaria la entrevistaron y grabaron,
antes y después de descubrir la placa con su nombre para una de sus aulas.
Alumnos y alumnas la arroparon y agasajaron. Ana Doreste escuchaba antes de su
intervención a dos jóvenes estudiantes, que elegidos o voluntarios, leyeron en
pocas líneas, su dilatada vida volcada en tantos trabajos de desarrollo social
y político, tantas luchas, tantos éxitos y reconocimientos.
Ana acostumbrada al arte de la teatralidad, solo aprovechó su experiencia para
hablarles de pié. Compartiendo su energía vital y positivista con los
presentes. Ella recibía amor y quiso compartir y
repartir amor, así lo expresó. Le dijo a su audiencia, que ellos, (los jóvenes);
eran el futuro y desde ese momento, todos se enlazaron con sus palabras y la
siguieron expectantes (algunas hasta con un brillo especial de admiración).
Habló mucho y de muchas cosas, y preguntó también. Incitándolos a que
descubrieran las luces de su futuro.
También
expuso a modo de recordatorio que eligió la isleta para trabajar porque su
madre era de la puntilla (la isleta), y que todas las que pusieron en marcha el
proyecto por las mujeres en la isleta, venían de los movimientos cristianos de
base. Y otras, las menos, del partido comunista clandestino. Su trabajo - la luz
de su vida- fue al inicio por los derechos de las mujeres pero con el tiempo se
hizo abiertamente feminista. Fundadora con su primo Carlos Suárez (Látigo
negro) y otros compañeros del Partido Comunista Canario provisional que duró
unos seis años. Etc.,etc.
En fin… terminado el acto, aplausos, más aplausos, besos, abrazos, unos
presentes y muchísimas muestras de afecto y cariño. Ana consiguió comunicar e
interactuar, pero sobre todo, y creo que es de las cosas más importantes, Ana
dejó su huella.
Ya en la manifestación del día de la mujer, acompañado de Ana Doreste y Paqui
Casiano, me sorprendí gratamente de la increíble implicación. Miles de
personas gritando. Luchando por la igualdad. Por los derechos. Reivindicando el
papel de las mujeres en la sociedad y en la
construcción de la cultura. Mujeres de todos los ámbitos. Trabajadoras.
Estudiantes. Organizadas. Una lección de unidad y de fuerza. Ni siquiera la anécdota
de los varios intentos de despliegue
de pancarta del Partido comunista de los pueblos de España, delante de las
organizadoras y participantes, a las que todas y todos, al unísono,
respondieron gritándoles: “Tu no eres feminista”, consiguió eclipsar esa
tarde-noche reivindicativa; aclarando, que sin pancartas, porque para la lectura
del manifiesto eran “apartidistas”. Donde, por otra parte, mostraron una
capacidad de captar todas las sensibilidades, incluso dieron las gracias a las
luchadoras que habían vivido en Canarias, antes, en y después de la II República,
e incluso recordaron agradecidas a las luchadoras anticolonialistas. Una
demostración, como decía de fuerza, pero también de inteligencia.
Ana Doreste me recordaba que a finales de junio de 1978, ya casi hace 40 años,
ella fue una de las organizadoras de la primera manifestación en Las Palmas, en
las que hicieron su presentación como feministas, casi mil mujeres, en el
Parque San Telmo. Muy ilusionada, me decía; que cada vez habían más mujeres
concienciadas y en la lucha. Y nos despedimos hasta la siguiente semana. Pero
para terminar este escrito voy a recurrir a una de las lecturas poéticas
preferidas de Ana Doreste Suárez. “El ojo de la mujer” de la activista y
poetisa nicaragüense Gioconda Belli:
“Una no escoge el país donde nace, /
pero ama el país donde reside. /
Una no escoge el tiempo para venir al mundo, /
pero debe dejar huella de su tiempo”.
El
pasado jueves, día 8 de marzo, Ana Doreste Suárez y muchísimas mujeres unidas
y combativas, dejaron su impronta..., dejaron su huella.
Pedro J. Brissón Sosa