La
amistad y los intereses de los canarios
Isidro
Santana León
La amistad a
un lado y los intereses de los canarios a otro.
Conozco a Arcadio Díaz Tejera desde hace muchos años,
motivo por el que nos saludamos cordialmente cuando nos vemos, igual que lo
hago con un vecino del PP, que es buena persona, e igual de asimilado, e
ignorante de nuestra situación que la mayoría de los canarios, pero en la
contienda política por la libertad y los derechos hay cosas que no me puedo
callar; además, no las puedo omitir cuando son de interés público y sobre todo
del de esta colonia.
Me gusta
escuchar la radio de noche, mientras el sopor me va apartando de esta cruel
realidad y, saltando de emisora en emisora, de mentiras en mentiras y de
manipulación en manipulación, me paro en “Radio San Borondón”
–la radio libre, menos para hablar del colonialismo español en Canarias– porque César Rodríguez Placeres –rector vitalicio
de la emisora– entrevistaba vía teléfono a este
senador del PSOE por Canarias del Este. Con ese populismo que le caracteriza –y
que hay que comprender porque nació en las proximidades de Triana Alta–, Arcadio defiende a la casta política clamando que
todo el desprestigio y descrédito que el pueblo le debe, obedece a una caza de
brujas que los mercados han dirigido hacia los diputados, senadores y demás
privilegiados de la jerarquía pública, para eludir la culpabilidad que aquellos
tienen en esta “crisis”. Sí, incluso advirtió que esos mercados, que por lo
visto son de otra galaxia y que les prestan el dinero a los gobernantes
políticos para invertir –dicen– en la obra pública,
infraestructuras y en progreso –a ver cuántas viviendas sociales para los
pobres se han hecho durante todo este tiempo de “bonanza”–, a las patronales
y/o empresas que nunca existieron, a las cajas de ahorro, bancos y demás, llega
en el trasbordador espacial y en el mismo vehículo se lo devolvemos echando a
bordo sus correspondientes y draconianos intereses, aquellos que no lo hemos
pedido, gozado ni dilapidado, son los que quieren aniquilar los estados y la
soberanía de sus pueblos.
Se equivoca o miente, mi compadre Arcadio. No son
brujas a las que hay que cazar: son ladrones, desfalcadores, prevaricadores,
vividores…, que delinquen ante la mirada impasible del pueblo; gentuza que ni
siquiera se ruborizan porque llevan corbatas y chaquetas y porque no llegan
–los muy poquísimos que agarran cuando el viento levanta la punta de la
alfombra y la presión social lo exige–
esposados a los tribunales como lo hacen con el pueblo llano, enfermo,
intimidado y acobardado. Parece que Díaz Tejera se olvida de que su partido,
con la colaboración del PP, reformaron la constitución para poner un techo de
gastos a las necesidades de los más débiles y que, los recortes inclementes,
asesinos, que padecen la mayoría, son la deuda, pero de la casta política, por
la vidorra opulenta que se han pegado y aún lo hacen, por las subvenciones a
los grandes partidos, por el dispendio del clan de los parásitos y dueños del
ejercito, por la política de privatizaciones y desmantelamiento del tejido productivo,
por promover la especulación y la fuga de capitales etc. ¡Claro que tiene que
ver mucho, yo diría que todo, en este putrefacto tinglao,
la casta política! Es quien se ha prestado al soborno de multinacionales y
banqueros, defraudando el refrendo y la legitimidad que el pueblo le ha
prestado para administrar sus intereses, convirtiéndose, contrariamente para lo
que fueron elegidos –por mí no– en fieles
administrativos del capitalismo más inhumano. Son ustedes, la casta política,
la que ha destruido el poder y el control del estado, entregándole su
administración a esos extraterrestres que no se atreven a nombrar y menos a
enfrentarse –saben perfectamente el motivo–, los
mismos que, después de hacer ustedes el sabotaje contra lo público, contra el
estado, les emplean en sus multinacionales con escandalosos sueldos y epicúreas
comodidades, entregándoles, además de la privatización de la empresa pública,
información privilegiada y privada del estado.
Tiene cara de bonachón, Arcadio, rechoncho, paliqueador, le gusta la “ropa vieja” –siempre ha sido muy comelón– pero está enfangado en la misma mierda que el
resto y por eso tiene que abanar el hedor y desviar la atención de la gente
hacia el cosmos. Y yo no digo que Díaz Tejera haya metido la mano, lo que sí
alego es que quien sabe de la corrupción que hay en su filas y en la oposición,
que además ha sido magistrado y tendrá conocimiento de no se sabe qué grandes
asuntos, si está en el club mafioso, es cómplice. Él, como juez, sabe que eso
es así y si no es por una cuestión legal, por moral y por dignidad, debería –si
quiere– salirse y ponerse al lado de este pueblo
desgraciado. Entiendo que es muy difícil cuando se prueba el pastel de la
notoriedad dejar de degustarlo, pero la historia coloca a cada cual donde le
corresponde y si la vergüenza no la pasan los padres, el estigma lo llevarán
los hijos, aunque aleguen que no son culpables de las acciones de sus
antepasados. Haría muy bien Arcadio saltando al otro lado de la frontera, donde
supuestamente está su origen, y tirara para adelante junto al pueblo vencido y
desamparado, pues me consta que es un hombre de valía, aunque los valores
quedan por demostrar, a lo que le insto. No obstante, para dar ese paso, no sólo se precisa sabiduría sino, sobre todo, agallas.
Mi estimado, Arcadio Díaz, quiso dar a entender, en la
entrevista que le hacía el plañidero César Rodríguez Placeres, que los mercados
–los marcianos y especialmente los “plutonianos”– tratan de que el pueblo
llegue a la anomía y al desinterés total por la
política –algo harto paradójico cuando las televisiones y demás medios, entre
ellos los llamados públicos, están las 24 horas del día hablando de fútbol y
confundiendo al pueblo– para que en ella no
participen los pobres sino los ricos…, y yo me pregunto: ¿quiénes son los que
se han dedicado a la política, al mercantilismo y a la judicatura durante los
531 anos de colonialismo español y en sus diferentes regímenes?, ¿los pobres?,
¿o han sido los mismos clanes feudales que nepóticamente
han heredado la administración de la colonia? Encima habla de regeneración
dentro de los partidos… ¡Cómo se va a regenerar lo que está podrido, ésta
metástasis! Estos residuos solo se pueden usar como abono histórico, para
recordar lo que no se debe hacer y lo que sí habría que hacer con los corruptos
que llevan a miles de persona a la marginalidad más vil y a la muerte:
llevarlos al paredón.
A mi me importa un carajo que España desaparezca como
estado, de hecho lleva toda su existencia secuestrada por
la Corona y últimamente por el capitalismo, porque yo no soy español, soy
canario. Sin embargo, he de manifestar mi solidaridad también con el pueblo
español y darle mis condolencias por pertenecer a régimen y Estado tan ruin, a
la vez que aplaudo a esos movimientos rebeldes como fue el 25S, capaz de
recoger en su ideario el derecho a la soberanía nacional de los pueblos,
aspecto suficiente para contar con mi reciprocidad en su objetivo. Canarias
será independiente de España en no mucho tiempo, y no porque haya un movimiento
independentista que impulse a obtener este magno beneficio, sino porque nuestra
realidad geográfica y los intereses internacionales así lo demandan. La pena es
que no tenemos ni políticos ni burguesía ni pueblo consciente, preparado para
hacerse cargo de la soberanía y gestionarla eficazmente para los intereses de
los canarios, porque estas castas sociales, políticas y populares no han
sabido, durante toda su existencia, sino obedecer órdenes de la metrópoli. Le
deseo lo mejor al pueblo español: que hagan de su patria una república de
verdadera justicia social, libre del insaciable capitalismo, lo mismo que a
Canarias, convirtiéndonos en una república independiente, donde la justicia
social y el derecho de los canarios prime por encima de otras cuestiones, y en
el devenir de la historia y los acontecimientos poder cooperar cada estado, el
español y el canario, desde el lugar legitimo que le corresponde.
Otros artículos de Isidro Santana León
publicados en El Guanche y en El Canario