CARTA ABIERTA A LOS ESPAÑOLES
DESDE ÁFRICA (ISLAS CANARIAS)
Antonio Artiles Mejías
Desde esta colonia, trasvestida
de Comunidad Autónoma, observamos con honda preocupación como tanto el PP como
el PSOE siguen gobernando España. Ustedes, los españoles, no deberían permitir
que las mismas personas que han conducido a la metrópoli a la ruina y a la corrupción
sigan en el gobierno. Desde que estalló el caso Bárcenas,
el PP no para de crear cortinas de humo. Incluso han sacado del baúl de los
recuerdos a Aznar.
Se comprende perfectamente la enorme preocupación
del PP porque se ha visto que son tan corruptos como el PSOE. Ambas
organizaciones se han dedicado a construir un entramado de corrupción de forma
piramidal. Recordemos si no los sobres que percibían toda la cúpula del
partido.
El PP y el PSOE pretenden aplicar la táctica de
Rajoy, que consiste en dejar correr el tiempo, en la confianza en que todo se
olvidará.
El pueblo español, apoyándose en organizaciones como
Manos Limpias y la Asociación de abogados demócratas de Europa, no deben dar
tregua hasta llevar a toda esa caterva de corruptos ante los Tribunales de
Justicia. Los casos de Blesa y Cristina no deben
desanimarles.
Haciendo puro teatro, Rubalcaba y Rajoy se reúnen
para llegar a un pacto de estado, con lo cual muestran a las claras que saben
que se están jugando todo su futuro. Si fuera español, me sentiría enormemente
ofendido ante ese descarado acercamiento entre el PP y PSOE, con el cual
persiguen poder seguir la historia corrupta de los últimos treinta años.
En definitiva, se trataría de iniciar una guerra
total contra la corrupción, buscando la colaboración de gente honrada como
Garzón, Anguita y Ada Colau y con el apoyo de
organizaciones como las ya citadas anteriormente.
En Canarias hay uno de tantos metidos en política
que ha dicho que la crisis la arreglaría él acabando con las Autonomías. Se
llama Carlos Acosta, y parece no comprender que desapareciendo las autonomías,
lo que se conseguiría sería, que en lugar de repartir un sobre al mes, se
podrían repartir tres o más.
No creo que cuando los franceses iniciaron su
revolución, tuvieran más razones que las que tiene el pueblo español
actualmente.
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