Descubrimiento
de un Almogarén-Marcador Solsticial
de los antiguos canarios
Julio
Cuenca
Como
señalaba el arqueoastrónomo norteamericano Antoni Aveni, actualmente ya no
precisamos de la Astronomía práctica en la vida cotidiana. A diferencia de nuestros
antepasados, la mayor parte del tiempo la pasamos en un clima artificial de
iluminación regulada: estamos casi totalmente desvinculados del entorno
natural. La tecnología ha creado un telón de fondo ante el cual representamos
nuestras vidas. Se ha desvanecido toda necesidad que antaño tuvimos de observar
los fenómenos celestes. ¿Quien sabe a que hora salió hoy el Sol o conoce la
fase actual de la luna? Los relojes mediante los cuales medimos el ritmo de
nuestras actividades cotidianas nos dan una imagen deformada del modo en que
los espacios de tiempo reales dependen de las circunstancias que se presentan
en el cielo.
Los antiguos canarios tenían un
conocimiento preciso del Cielo, sobre todo de los movimientos del Sol y La
Luna, por medio de sus ortos y ocasos los
“especialistas en lo sagrado” los faycanes,
elaboraban los calendarios, determinaban cuando se sembraba y cuando llegarían
las lluvias y otros acontecimientos atmosféricos. Dotados de conocimientos
matemáticos y un método para llevar registros, los canarios podían afinar
ampliar sus conocimientos de la astronomía posicional.
En Gran Canaria hemos encontrado
varios observatorios astronómicos de los aborígenes canarios, en su mayor parte
al aire libre, en lo alto de montañas o roques que destacan sobre el paisaje
circundante. Pero tal vez el descubrimiento más importante, que llevamos a cabo
en 1996, aunque no sería hasta 2009, cuando pudimos corroborar nuestra
hipótesis, sea el que tenga que ver con el Almogarén
-Marcador Solsticial de Risco Caído. Se trata de un templo-cueva, excavado en
un potente estrato de toba volcánica. Tiene planta de tendecia
circular y un techo abovedado, que está dotado de una ventana en la parte
superior de la bóveda, orientada al naciente. En las paredes de la cueva
encontramos numerosos grabados de triángulos púbicos
y cúpulas. En el suelo descubrimos bajo una capa de estiércol compactado
numerosas cazoletas circulares de diferentes diámetros.
Se trata sin duda de un templo o
santuario de los canarios, de un Almogarén cubierto,
a diferencia de los que tipificamos a cielo abierto. Pero lo sorprendente de
esta cueva es que durante el Solsticio de Verano, a partir de una determinada
hora, la luz del Sol penetra por la ventana o claraboya excavada en la cúpula,
y se proyecta a modo de falo en la pared donde están los grabados y durante dos
hora esa figura luminosa intensa va deslazándose e iluminando ciertos
triángulos púbicos y cúpulas que se encuentran
en la referida pared interior. Al final la figura luminosa desaparece
como un punto en el interior de una cúpula o cazoleta de la pared.
Estamos ante uno de los hallazgos
arqueológicos más importantes de los últimos años. y ante una de las obras de
ingeniería y monumento más importantes de los antiguos canarios, que sin
embargo hoy está amenazado por un derrumbe inminente, de no adoptarse las
medidas urgentes necesarias. Llevamos años informando al Cabildo de Gran
Canaria de la importancia del yacimiento arqueológico y de la necesidad de
intervenir, pero hasta la fecha no se han tomado ningún tipo de medidas para
evitar lo que parece ser una catástrofe inminente.
El hallazgo ha permanecido inédito hasta
ahora, preparamos una publicación sobre este extraordinario complejo ceremonial
de los canarios que había permanecido inédito hasta ahora.
No damos más detalles del sitio
arqueológico por razones de seguridad.