República
de Chile: 11 de septiembre de 1973
Por Sebastián Ramírez Suárez
En estos días reforzaremos nuestros recuerdos de
aquel 11 de septiembre de 1973 del Chile del Gobierno de la Unidad Popular, del
gobierno del socialista democrático doctor D. Salvador Allende, que sufrió y
murió por su pueblo en el sangriento golpe de Estado criminal y asesino llevado
a cabo por una junta de generales militares fascistas, liderado por el asesino y
traidor general Pinochet, apoyados y alentados por la CIA del gobierno de los
EE.UU. del presidente Richard Nixon, y su Secretario de Estado Henry Kissinger,
y por las oligarquías y altas burguesías y terratenientes de Chile y de
Latinoamérica y Centroamérica, con sus dictaduras militares; sin olvidar
también a las empresas multinacionales establecidas en Chile, que saqueaban sus
recursos naturales como el mineral de cobre y otros. También no hay que olvidar
que después del golpe de Estado del 11 de septiembre, elementos criminales
nazis, que estaban en el complot para derribar el gobierno de la Unidad Popular,
y que se escondieron en Chile huyendo de la Justicia internacional al acabar la
II Guerra Mundial, participaron en las torturas de los miles de secuestrados,
asesinados y desaparecidos por la dictadura militar y por los civiles de la
ultraderecha, la mayoría de ellos jóvenes militantes, dirigentes de
partidos políticos de las izquierdas y de los sindicatos y de cientos de
trabajadores asesinados y otros exiliados-- tras el sangriento golpe de
Estado. Recordamos entre los torturados y asesinados al joven cantautor popular
Víctor Jara.
Último
discurso del Presidente Salvador Allende antes de morir en el escenario y fecha
del golpe de Estado el 11 de septiembre de 1973
Santiago de Chile 11 de septiembre de 1973
7:55 A.M. Radio Corporación.
“Habla el presidente de la República desde el
Palacio de La Moneda. Informaciones confirmadas señalan que un sector de la
marinería habría aislado Valparaíso y que la ciudad estaría ocupada, lo que
significa un levantamiento contra el Gobierno, del Gobierno legítimamente
constituido, del Gobierno que está amparado por la ley y la voluntad del
ciudadano.
En estas circunstancias, llamo a todos los
trabajadores. Que ocupen sus puestos de trabajo, que concurran a sus fábricas,
que mantengan la calma y serenidad. Hasta este momento en Santiago no se ha
producido ningún movimiento extraordinario de tropas y, según me ha informado
el jefe de la Guarnición, Santiago estaría acuartelado y normal.
En todo caso yo estoy aquí, en el Palacio de
Gobierno, y me quedaré aquí defendiendo al Gobierno que represento por
voluntad del pueblo. Lo que deseo, esencialmente, es que los trabajadores estén
atentos, vigilantes y que eviten provocaciones. Como primera etapa tenemos que
ver la respuesta, que espero sea positiva, de los soldados de la Patria, que han
jurado defender el régimen establecido que es la expresión de la voluntad
ciudadana, y que cumplirán con la doctrina que prestigió a Chile y le
prestigia el profesionalismo de las Fuerzas Armadas. En estas circunstancias,
tengo la certeza de que los soldados sabrán cumplir con su obligación. De
todas maneras, el pueblo y los trabajadores, fundamentalmente, deben estar
movilizados activamente, pero en sus sitios de trabajo, escuchando el llamado
que pueda hacerle y las instrucciones que les dé el compañero presidente de la
República.”
8:15 A.M.
“Trabajadores de Chile:
Les habla el presidente de la República. Las
noticias que tenemos hasta estos instantes nos revelan la existencia de una
insurrección de la Marina en la Provincia de Valparaíso. He ordenado que las
tropas del Ejército se dirijan a Valparaíso para sofocar este intento
golpista. Deben esperar las instrucciones que emanan de la Presidencia. Tengan
la seguridad de que el Presidente permanecerá en el Palacio de La Moneda
defendiendo el Gobierno de los Trabajadores. Tengan la certeza que haré
respetar la voluntad del pueblo que me entregara el mando de la nación hasta el
4 de Noviembre de 1976. Deben permanecer atentos en sus sitios de trabajo a la
espera de mis informaciones. Las fuerzas leales respetando el juramento hecho a
las autoridades, junto a los trabajadores organizados, aplastarán el golpe
fascista que amenaza a la Patria.”
8:45 A.M.
“Compañeros que me escuchan:
La situación es crítica, hacemos frente a un
golpe de Estado en que participan la mayoría de las Fuerzas Armadas. En esta
hora aciaga quiero recordarles algunas de mis palabras dichas el año 1971, se
las digo con calma, con absoluta tranquilidad, yo no tengo pasta de apóstol ni
de mesías. No tengo condiciones de mártir, soy un luchador social que cumple
una tarea que el pueblo me ha dado. Pero que lo entiendan aquellos que quieren
retrotraer la historia y desconocer la voluntad mayoritaria de Chile; sin tener
carne de mártir, no daré un paso atrás. Que lo sepan, que lo oigan, que se lo
graben profundamente: dejaré La Moneda cuando cumpla el mandato que el pueblo
me diera, defenderé esta revolución chilena y defenderé el Gobierno porque es
el mandato que el pueblo me ha entregado. No tengo otra alternativa. Sólo
acribillándome a balazos podrán impedir la voluntad que es hacer cumplir el
programa del pueblo. Si me asesinan, el pueblo seguirá su ruta, seguirá el
camino con la diferencia quizás que las cosas serán mucho más duras, mucho más
violentas, porque será una lección objetiva muy clara para las masas de que
esta gente no se detiene ante nada. Yo tenía contabilizada esta posibilidad, no
la ofrezco ni la facilito. El proceso social no va a desaparecer porque
desaparece un dirigente. Podrá demorarse, podrá prolongarse, pero a la postre
no podrá detenerse. Compañeros, permanezcan atentos a las informaciones en sus
sitios de trabajo, que el compañero Presidente no abandonará a su pueblo ni su
sitio de trabajo. Permaneceré aquí en La Moneda inclusive a costa de mi propia
vida.”
9:03 A.M. Radio Magallanes
“En estos momentos pasan los aviones. Es posible
que nos acribillen. Pero que sepan que aquí estamos, por lo menos con nuestro
ejemplo, que en este país hay hombres que saben cumplir con la obligación que
tienen. Yo lo haré por mandato del pueblo y por mandato consiente de un
Presidente que tiene la dignidad del cargo entregado por su pueblo en elecciones
libres y democráticas. En nombre de los más sagrados intereses del pueblo, en
nombre de la Patria, los llamo a ustedes para decirles que tengan fe. La
historia no se detiene ni con la represión ni con el crimen. Esta es una etapa
que será superada. Este es un momento duro y difícil: es posible que nos
aplasten. Pero el mañana será del pueblo, será de los trabajadores. La
humanidad avanza para la conquista de una vida mejor.
Pagaré con mi
vida la defensa de los principios que son caros a esta Patria. Caerá un baldón
sobre aquellos que han vulnerado sus compromisos, faltando a su palabra…
rota la doctrina de las Fuerzas Armadas.
El pueblo debe
estar alerta y vigilante. No debe dejarse provocar, ni debe dejarse masacrar,
pero también debe defender sus conquistas. Debe defender el derecho a
construir con su esfuerzo una vida digna y mejor.”
9:10 A.M.
“Seguramente ésta
será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes. La Fuerza Aérea
ha bombardeado las torres de Radio Postales y Radio Corporación. Mis palabras
no tienen amargura sino decepción Que sean ellas el castigo moral para los
que han traicionado el juramento que hicieron: soldados de Chile, comandantes
en jefe titulares, el almirante Merino, que se ha autodesignado comandante de
la Armada, más el señor Mendoza, general rastrero que sólo ayer manifestara
su fidelidad y lealtad al Gobierno, y que también se ha autodenominado
Director General de carabineros. Ante estos hechos sólo me cabe decir a los
trabajadores: ¡Yo no voy a renunciar! Colocado en un tránsito histórico,
pagaré con mi vida la lealtad del pueblo. Y les digo que tengo la certeza de
que la semilla que hemos entregado a la conciencia digna de miles y miles de
chilenos, no podrá ser segada definitivamente. Tienen la fuerza, podrán
avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni
con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.”
“Trabajadores
de mi Patria: quiero agradecerles la lealtad que siempre tuvieron, la
confianza que depositaron en un hombre que sólo fue intérprete de grandes
anhelos de justicia, que empeñó su palabra en que respetaría la Constitución
y la ley, y así lo hizo. En este momento definitivo, el último en que yo
pueda dirigirme a ustedes, quiero que aprovechen la lección: el capital foráneo,
el imperialismo, unidos a la reacción, creó el clima para que las Fuerzas
Armadas rompieran su tradición, la que les enseñara el general Schneider y
reafirmara el comandante Araya, víctimas del mismo sector social que hoy
estará en sus casas esperando con mano ajena reconquistar el poder para
seguir defendiendo sus granjerías y sus privilegios.
Me dirijo, sobre
todo, a la modesta mujer de nuestra tierra, a la campesina que creyó en
nosotros, a la abuela que trabajó más, a la madre que supo de nuestra
preocupación por los niños. Me dirijo a los profesionales de la Patria, a
los profesionales patriotas que siguieron trabajando contra la sedición
auspiciada por los colegios profesionales, colegios de clases para defender
también las ventajas de una sociedad capitalista de unos pocos.
Me dirijo a la
juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de
lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual,
a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya
estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los
puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los
gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio
Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a
ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por
lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe
defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni
acribillar, pero tampoco puede humillarse.
Trabajadores de
mi Patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este
momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes
sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes
alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.
¡Viva Chile! ¡Viva el pueblo! ¡Vivan los trabajadores!
Estas son mis últimas
palabras y tengo la certeza de que mi sacrificio no será en vano, tengo la
certeza de que, por lo menos, será una lección moral que castigará la felonía,
la cobardía y la traición.”
Autor
del artículo:
Sebastián
Ramírez Suárez
(*) D. Salvador
Guillermo Allende Gossens, Presidente democrático y constitucional de la República
de Chile el 11 de septiembre de 1973