Tenerife:
el agua y la cultura
Wladimiro
Rodríguez Brito *
El 23 de abril se celebró el día de la
Tierra, establecido hace cuarenta años por la ONU ante la preocupación por los problemas
ambientales, cambio climático y sus influencias en la vida (desertización, tropicalización de zonas templadas, cambios en el nivel del
mar…). En Canarias, hemos estado bajo una ola de calor que ha generado grandes
pérdidas para los cultivos de secano, en particular las papas y los cereales.
Esta ola de calor, que ha adelantado el verano, también ha creado problemas de
seguridad en amplias zonas forestales y pobladas rodeadas de maleza, sobre todo
en antiguos campos de cultivo, hoy sin actividad agroganadera.
Estos surcos de papel lo son también de
preocupación por lo que ocurre con la gestión y cultura del agua en Tenerife, ya que gran parte de los problemas no
se deben sólo a efectos físicos: lluvia y geología son hijos de la aptitud de
un pueblo que ha dejado de mirar hacia las galerías y pozos como elementos
fundamentales para el futuro de esta tierra. Los hijos y los nietos de los que
construyeron en Tenerife algo más de mil cuatrocientas galerías y pozos, con
más de 1.800 kms. perforados
han olvidado gran parte de dicha cultura y, como consecuencia de su economía,
faltando en muchos casos la gestión y buen mantenimiento sobre todo de las
galerías, a lo que se une el agotamiento de recursos hídricos en nuestro medio
natural. A esto hay que añadir una burocracia con leyes y controles que
dificultan cualquier tipo de obras, obras que hasta hace poco se realizaban con
un mínimo de papeles. Por otro lado, hay una disociación entre los que
distribuyen el agua y los accionistas de las galerías, ya que el papel de los
agricultores ha quedado distanciado de alumbramientos y gestión.
El consejero de Aguas del Cabildo de
Tenerife ha hecho públicas unas cifras muy serias de la situación en la isla
más poblada de Canarias. Estos datos son muy preocupantes, máxime con el
deterioro que ha sufrido el acuífero, al que se une el olvido que ha tenido
siempre la Administración central sobre el tema del agua en Canarias, lo que,
como consecuencia, nos ha dejado huérfanos en inversiones para superar las
carencias en infraestructuras de aguas en las Islas. Aquí radica uno de los
problemas básicos en el futuro de esta tierra, siendo importante tanto las
inversiones a realizar como el rescate de la cultura del agua. Valgan como
referencia los siguientes datos: en 1980 las galerías y pozos producían algo
más de doscientos veinte hectómetros cúbicos, esto es más de 440 millones de
pipas al año. Fue el final de una época heroica en los alumbramientos de agua
en Tenerife, en la que se construyeron, con el ahorro popular, entre 1960 y
1980,
Otro planteamiento futuro es posible y
deseable para el agua en Tenerife: hemos de reutilizar gran parte de las aguas
urbanas que en este momento no se están utilizando, ya que las depuradoras, al
menos las del interior de la Isla, nos pueden aportar agua, sin costes de
elevación. En este marco, hemos de crear condiciones culturales para tener
personal preparado en la gestión y mantenimiento de galerías y pozos, sobre
todo la gestión y usos del agua han de ser elementos básicos desde el colegio
hasta la universidad, en los que la depuración y la desalación no han de ser
elementos marginales con los que no se alcanza ni tan siquiera el 20% de la
producción del agua en Tenerife. Por otro lado, se ha de construir una red de
distribución de aguas depuradas de la que carecemos, con la única excepción de
la tubería construida por el Cabildo para las aguas depuradas de Santa Cruz
hacia el sur. El agua es parte importante de la cultura y fundamental para esta
tierra; el agua y su gestión es una prioridad básica. El día mundial de
la Tierra debe ser un toque de atención sobre el uso de los recursos.
Parece claro que hoy el agua es una asignatura a superar, no podemos continuar
con el deterioro de los acuíferos.
* DOCTOR EN GEOGRAFÍA
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