Por un acuerdo pesquero con el Sáhara
Occidental
Loly Padrón y Anselmo Fariña
*
El pasado 14 de diciembre, el Parlamento Europeo
adoptó por mayoría la decisión de poner fin a la prórroga del acuerdo de pesca
que mantenía con Marruecos. Entre otras consideraciones lo hacía porque
Marruecos no había logrado acreditar que la población saharaui se beneficiara
de este tratado, algo obligatorio desde el punto de vista del derecho
internacional, al incluir las aguas del Sáhara Occidental,
que está aún pendiente de descolonización, como reconocen las Naciones Unidas.
Este acuerdo del
Parlamento Europeo se logró después de que, en muchas otras ocasiones, las
presiones directas de Marruecos y de sus valedores ante la Unión Europea, España
y Francia, hubiesen impedido que se exigiera el fin de las torturas,
encarcelamientos arbitrarios y desapariciones de activistas por los derechos
humanos saharauis, o la investigación del brutal desmantelamiento, hace un año,
del campamento Gdeim Izik,
hecho en el que, además de ciudadanos saharauis, fueron asesinados ciudadanos
con nacionalidad española, y por lo tanto de la Unión Europea.
Es de justicia
felicitar a los eurodiputados que han apoyado el fin de la prórroga del acuerdo
pesquero, y especialmente a quienes, como Raúl Romeva
i Rueda y Willy Meyer, han trabajado incansablemente, y lo siguen haciendo,
arriesgando su propia seguridad, en defensa de la causa del pueblo saharaui.
Igualmente es
imprescindible señalar que todos los eurodiputados y eurodiputadas presentes de
los partidos PSOE y PP votaron a favor de que Marruecos siguiese administrando
como suyas unas aguas que no le pertenecen, que ocupa, en contra de todas las
resoluciones de las Naciones Unidas, de dictámenes jurídicos del Parlamento
Europeo y de lo decidido por el Tribunal de La Haya.
Estos eurodiputados
emitieron su voto sabiendo que Marruecos, para continuar su ocupación del Sáhara Occidental, practica una política de sistemática
represión de la población saharaui, de torturas y desapariciones, imponiendo un
bloqueo informativo total y negando el acceso de observadores internacionales
que puedan acreditar la situación en esos territorios ilegalmente ocupados.
En los días previos a
la votación estos europarlamentarios tuvieron la oportunidad de oírlo
directamente de los labios de la delegación de activistas saharauis de los
Territorios Ocupados que visitaron el Parlamento Europeo.
Entre esos
eurodiputados que ignoran el amplísimo respaldo a los derechos del pueblo
saharaui entre la población canaria, incluyendo sus votantes y muchos de los
militantes de ambos partidos, están Gabriel Matos, del Partido Popular, y Juan
Fernando López Aguilar, del PSOE.
Estos eurodiputados
dicen defender los intereses de los pescadores canarios -deberán de referirse a
las escasas empresas que faenan en los caladeros saharauis- cuando lo que han
hecho con su voto es pretender prorrogar una situación de entrega de la
población saharaui al reino de Marruecos, lo que impide encontrar una solución
justa y duradera a la situación del Sáhara
Occidental.
Esa solución no es
otra que la autodeterminación del pueblo saharaui, tal y como ha reconocido la
ONU. Todo eurodiputado debería estar comprometido con la defensa del derecho
internacional, aunque suene a perogrullada.
Solo cuando en nuestra
área geográfica se respete el derecho internacional por parte de Marruecos se
conseguirán las condiciones de estabilidad que nuestras Islas necesitan para un
desarrollo seguro. Y será en ese contexto de respeto en el que se podrá llegar
a un acuerdo para la explotación de las pesquerías saharauis con sus legítimos
dueños, los saharauis, quienes han manifestado en infinidad de ocasiones que,
una vez conseguida la independencia, priorizarán los acuerdos con los
pescadores canarios, en correspondencia a la solidaridad histórica del pueblo
canario con el pueblo saharaui.
La ciega política de
mirar a otro lado pretendiendo hacer pasar por democracia un régimen brutal
como el que padece Marruecos y, asimismo, consolidar como un hecho consumado la
ocupación del Sáhara Occidental no genera más que
inestabilidad, sufrimientos para el pueblo saharaui e incertidumbre sobre el
futuro de Canarias.
Son igualmente
condenables las declaraciones del Gobierno de Canarias, que pretende olvidar el
meollo del asunto, pues, además de los problemas de sobreexplotación pesquera
que denuncia el Parlamento Europeo, y que son graves, la clave está en que
Marruecos no puede incluir entre sus aguas las que no le pertenecen, las del Sáhara Occidental, por lo que una renegociación del acuerdo
no resuelve el problema que se les ha creado a los pescadores que se envían a
trabajar en aguas robadas. Para los pescadores afectados hay que exigir
alternativas dentro de la ley, que se les compense mientras se encuentran otros
caladeros o que se les ayude a desarrollar otras actividades usando para ello
el dinero que hasta ahora se le ha regalado al corrupto régimen marroquí.
El sátrapa de Rabat,
el rey Mohamed VI, y su camarilla, conocida como El Majzem,
acostumbrados a desarrollar una política de chantaje
permanente, pueden iniciar una peligrosa fuga hacia adelante que puede ser
peligrosa para Canarias. Ese personaje tiene la fuerza que le reconocen las
potencias como Estados Unidos y Francia. ¿Permitirá el nuevo Gobierno español
que sea Marruecos quien le marque la agenda? ¿Entre las señas de identidad de
la política internacional del gobierno de Mariano Rajoy estará el apoyo a la
legalidad internacional y el cumplimiento de las obligaciones de España con la
autodeterminación del Sáhara? ¿Comprenderá Paulino
Rivero que el interés de nuestras Islas es que se cumpla la legalidad
internacional en la cuestión del Sáhara para que
Canarias tenga un horizonte de estabilidad?
Todas estas preguntas
han sido respondidas hace tiempo por el pueblo canario con su amplio respaldo a
la causa de la justicia, la paz y la libertad para el Sáhara
Occidental. Ahora hay que exigir que los gobernantes estén a su altura.
* Miembros de la Plataforma de Apoyo al Pueblo Saharaui
de Tenerife
Comentario:
De acuerdo con lo expuesto por los compañeros y amigos
Loly Padrón y Anselmo Fariña. Sin embargo, no se puede pasar por alto que han
sido precisamente los gobiernos españoles, desde la UCD hasta el PSOE y el PP,
en alternancia en el poder y oposición, los que se han opuesto una y otra vez a
que un acuerdo pesquero con El Sahara Occidental pueda priorizar a los
pescadores canarios y por ende a Canarias. Y eso es así no solo con el banco
pesquero, antaño llamado ‘Canario Saharaui’, sino también con las prospecciones
petrolíferas, en cuyas negociaciones secretas a voces, intervienen España y
Marruecos ninguneando tanto a El Sahara Occidental como a Canarias. A la vista
está que para España y Francia lo que priorizan son sus intereses económicos
entre sus lobbys, que no de sus
respectivos pueblos y Estados. El derecho de autodeterminación ampara no solo
al Sahara Occidental sino también a Canarias, por mucho que, por distintas
razones, a unos y a otros les convenga o se vean obligados a soslayar. La
solidaridad entre los pueblos, por propia definición, tiene que ser recíproca. Por
algo en las manifestaciones en Canarias a favor del pueblo saharaui se grita: ‘El
pueblo canario con el Frente Polisario; Canarias y El Sahara, una misma lucha’…
Pues eso.
Álvaro Morera