Acebiños y raíles en Barlovento
Wladimiro Rodríguez Brito
*
La
cultura del agua en Canarias nos indica una historia cargada de esfuerzo, de
imaginación; la historia de un pueblo que ha luchado por conseguir lo que la
naturaleza le ha negado. El agua nunca ha sido abundante en las islas Canarias,
y las sequías han sido frecuentes en nuestros campos. Nuestra gente, pobre en
recursos, realizó obras heroicas sin apenas medios, siendo los brazos y la
voluntad de superación los principales aliados para pasar de la sed al agua.
Un
ejemplo de tanto esfuerzo y sacrificio es el pueblo de Barlovento, en La Palma.
Allí se ha pasado de no tener agua para beber en 1948, abasteciendo la población
con agua en bidones desde el vecino pueblo de Los Sauces, a disponer de la
abundancia actual en caudal y canalizaciones.
Sean
estas líneas de homenaje a los que han construido 13 galerías en Barlovento.
Son unos
Gracias
a su saber, podemos rememorar la penuria de recursos económicos y la autarquía
de la posguerra. Se tuvo que recurrir en esa época a los supuestos raíles de
acebiño, puesto que no había recursos económicos para más. Se compraban los
ejes y las ruedas de las vagonetas, unido a la dinamita y el carburo, los
pistoletes, la fragua y la mandarria. El resto se improvisaba con los medios
disponibles; en vez de raíles de hierro, varas de acebiño sobre la que hacían
circular una vagoneta con los escombros de la galería empujados con tracción
humana. Esta situación se mantuvo en numerosas galerías, alcanzando a perforar
hasta
Cuenta
don Eulalio cómo en las galerías de la Adelfa o en El Capricho perforaron
miles de metros bajo estas pobres condiciones, utilizado básicamente los
brazos. En otros casos, las galerías ya disponían de compresor y de raíles,
como ocurrió en la galería que dio los primeros alumbramientos en Barlovento,
la galería de la Faya en el año 1949. El esfuerzo de un amplio colectivo
permite que hoy sea Barlovento de los pueblos más ricos de Canarias en agua,
con unos
La
actual crisis social y económica ha devaluado la cultura del mundo rural,
empobreciéndose el municipio. Hoy Barlovento tiene menos población que en el
siglo XIX: en 1894 tenía 2.089 habitantes y en 1950, con el auge de la
perforación de las galerías, 3.500 habitantes. Actualmente, es posible que no
se alcancen los 2.000 habitantes de hecho. Barlovento, produciendo el 10% del
agua de La Palma, tiene el 2% de su población. Estos datos deben hacernos
pensar sobre la crisis social y ambiental que genera el actual modelo económico
y cultural en Barlovento y en las Islas. Tenemos recursos ociosos, no sólo en
agua, sino en tierras cultivables y, a pesar de ello, la población continúa en
el paro. Se han creado bancos de alimentos en numerosos municipios de La Palma,
mientras que las tierras carecen de surcos y los campos permanecen sin
sementera. La Palma tiene una cosecha de parados de las más altas de su
historia. No hay una sola medicina para la actual situación social, cultural y
económica. Los que han perforado las galerías pagando la cuota con los huevos
de las gallinas o el queso de la cabra no podían concebir una situación en la
que el agua iba a carecer de quien regara los campos.
La
situación de Barlovento pone de manifiesto que las alternativas a la situación
actual no pueden continuar por los actuales carriles, aunque éstos sean de
hierro. El modelo actual tiene raíles de acebiño para el campo, mientras que
el modelo urbano dominante habla de rallies automovilísticos, ignorando la
cultura del ayer, básico para entender el hoy y el mañana. Es urgente otra política
agraria y social en Canarias. Otro campo es posible, dignificando el trabajo y
la cultura rural, con un modelo económico y social que garantice unos ingresos
mínimos y otra cultura hacia la agricultura y la ganadería en Canarias.
* DOCTOR
EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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