¿Abstención?
¡No gracias!
En
primer lugar leamos lo que sobre la abstención electoral escribe el profesor
Bravo de Laguna en su libro Las Elecciones Políticas en Canarias 1976-1986, que
nos servirá para definir la abstención, sus tipos y las causas y consecuencias
generales de la misma:
"La
abstención electoral pasiva no técnica, es decir, la de aquellos electores
que, estando en pleno uso de su derecho de sufragio activo, no lo ejercen,
pudiendo hacerlo, a causa de su discrepancia radical con el régimen político,
en cuyo funcionamiento no quieren participar, o con las características o el
contenido de la propia consulta electoral creemos que ante todo, debe evitarse
absolutamente su manipulación política. Es decir, quien calla, quien no vota,
nada dice, se conforma, por definición, con lo que dicen los demás, y no es técnica
ni políticamente correcta la capitalización de esta clase de abstención por
ninguna fuerza política en concreto, sobre todo por dos fundamentales razones:
A) porque, en cuanto a la discrepancia radical con el régimen político, esta
puede `provenir indistintamente de cualquier sector del espacio político
externo al sistema y contrario al mismo, y, por consiguiente, no es en ningún
caso reconducible a una alternativa política determinada’ y B) porque,
incluso cuando una fuerza política concreta hace una llamada a la abstención
electoral pasiva, al margen de la calificación política que atribuyamos a ese
reclamo, en cuanto se opone a la participación del pueblo en la decisión sobre
una cuestión política que le atañe, y al margen también de los efectos
negativos que para la propia democracia tiene siempre la abstención electoral
o, en general, política, resulta imposible, una vez concluido el proceso
electoral, medir cuantitativamente con un grado razonable de precisión la
producida, de modo que sólo la abstención electoral activa y, más
concretamente, el voto en blanco, puede llegar a ser éticamente admisible y, en
la medida en que sea posible distinguir fehacientemente la procedencia política
de sus distintos componentes-lo cual, dado, entre otros factores, su menor
volumen, puede resultar más asequible para la técnica electoral-
representativo políticamente" (Bravo de Laguna, p. 18).
Parámetros
sociológicos
1.
La despolitización y el analfabetismo como lacra colonialista. El
primer parámetro sociológico que hemos de tener en cuenta para analizar la
actitud ante cuestiones políticas de nuestro pueblo implica el reconocimiento
de su analfabetismo político y su bajo nivel cultural, y no sólo analfabetismo
político, sino analfabetismo cultural en general, cuyas causas son de diferente
naturaleza, e incluyen el bajo desarrollo socio-económico, con enormes bolsas
de pobreza y miseria.
"El
analfabetismo, que representa uno de los más graves desperdicios de recursos
humanos y es un claro exponente de que el bienestar y el cambio social no han
hecho su aparición, o han sido apropiados injustamente por reducidos grupos de
la sociedad, sigue siendo uno de los problemas más ignorados en Canarias.
Oficialmente, en 1975, un 10 por ciento de la población no sabía leer ni
escribir" (Moreno Becerra, J. L. Educación
y Fuerza de Trabajo en Canarias, Ed. Interinsular Canaria, p. 114).
"El
nivel educativo general de la población es alarmante por lo escaso. En 1960, el
96.3 por ciento de la población tenía sólo instrucción primaria o menos, y
en 1975 es el 86.8 por ciento. La movilidad intergeneracional en lo referente al
nivel educativo es muy baja, lo cual hace pensar en que las barreras sociales y
económicas, con las que se enfrentan las clases menos instruidas para elevar su
escolarización, son muy difíciles de salvar").
..."En
1975, el 86 por ciento del total de empresarios sólo tenía instrucción
primaria o menos" (Moreno
Becerra, p. 114).
Es
de destacar la labor del sistema educativo a este respecto. En 1975 sólo el 16
por ciento de los niños entre 2 y 5 años estaba escolarizado. Ahora, treinta y
seis años después, sus edades están comprendidas entre 38 y 41 años.
En
1960 asistían al bachillerato 5 de cada 100 jóvenes entre 14 y 17 años de
edad. En 1975, asistían 27 de cada 100.
En
cuanto a la formación profesional en 1960 preparaba a 2 de cada 100 jóvenes
entre 14 y 17 años de edad, y en
Con
respecto a las enseñanzas universitarias en 1975 el 58.3 por ciento saturaba
las carreras tradicionales (Ciencias, Derecho y Filosofía y Letras),
contradictorio con la demanda del mercado laboral canario.
Esto
contrasta poderosamente con el carácter especialmente culto y cosmopolita de la
oligarquía al servicio del colonialismo, en estrecho contacto con la cultura y
el arte europeo, hasta tal punto que abiertamente dicen en los medios de
comunicación o mejor incomunicación social que esto es Europa.
Debido
a la falta de conciencia política de los canarios, los resultados electorales
han sido un fiel reflejo de lo que transmitían los medios de comunicación
metropolitanos, con una excepción importantísima, el Referéndum sobre la OTAN
de marzo de 1986.
Un
dato muy significativo en cuanto a la despolitización se refiere lo podemos
encontrar en las últimas elecciones al claustro de la Universidad de La Laguna,
en las que la participación del alumnado se limitó al diez (10 ) por ciento, o
lo que es lo mismo la abstención alcanzó el 90 por ciento, sin que por eso se
cuestionase en ningún momento por ninguno de los estamentos la legitimidad de
la convocatoria.
2.
Diferencia de la estructura social canaria,
que influye en los resultados electorales. Esta diferenciación parte de tres
factores: el sistema obrero-campesinado (agricultura a tiempo parcial), el
predominio del sector servicios en la estructura económica de Canarias y,
finalmente, las aglomeraciones urbanas de la población canaria.
3.
“El último parámetro sociológico es el pleito insular, instrumento
utilizado por las oligarquías de Gran Canaria y Tenerife para repartirse las
migajas que les deja la metrópoli, para repartirse el control del comercio
exterior controlando ambos puertos. También están implicadas la pequeña
burguesía mercantil canaria y los propietarios agrícolas, haciéndose eco del
dichoso pleito el pueblo canario mediante un proceso de ideologización mediática”
(Bravo de Laguna, p. 22).
Leamos
el análisis que hace en su libro el profesor Bravo de Laguna: "La
crisis de Coalición Popular, que ha supuesto la separación del Partido Demócrata
Popular, parece revestir en Canarias caracteres subjetivos y personalistas de
base ideológica, así como también el papel político del minoritario Partido
Liberal, el cual, por razones que no han sido bien explicitadas, en las
elecciones generales parlamentarias de 1986 monopolizó en el Archipiélago las
cabeceras de las listas electorales de la Coalición en ambas provincias
canarias. En el referéndum sobre la permanencia de España en la Alianza Atlántica,
celebrado en marzo de 1986, y en cuanto fuerza política más importante de la
derecha del espectro político y partidista español, solicitó la abstención
electoral para no apoyar la postura del partido gobernante, favorable a la
respuesta afirmativa, la cual, evidentemente, también era la suya, adoptando
una controvertida posición política" (Bravo de Laguna, p. 28).
El
Partido Socialista Obrero Español llegó al poder en Canarias en 1983. Tres años
más tarde convocaba a regañadientes el Referéndum sobre la OTAN, en el que
defendían la permanencia, pese a su famoso eslogan “OTAN, de entada no”,
doble lenguage del PSOE según esté en el gobieno o en la oposición. El
resultado negativo de Canarias significó un verdadero encontronazo político
para ese partido, pues perdieron un referéndum siendo gobierno.
"Es
de destacar asimismo, como característica recurrente de todos los procesos
electorales canarios, la elevada abstención pasiva producida, respecto de la
cual debemos recordar lo que afirmábamos al principio del presente estudio
sobre la imposibilidad técnica de aislar cuantitativamente la abstención de
esta clase que pueda producirse como respuesta directa de algunos electores a la
inducción en este sentido de ciertas fuerzas políticas" (Bravo
de Laguna, p. 35).
En
el referéndum de 1976 (Ley para la reforma política) se produjo una abstención
pasiva de 184.645 electores y, conjuntamente con la activa (votos nulos y en
blanco), significó un 26.58 por ciento del censo.
En
el referéndum sobre la constitución de 27 de diciembre de 1978 (BOE de 29 de
diciembre), más conocida como la inocentada, la abstención pasiva fue
de 327.779 electores y, conjuntamente con la activa, significó un 39.54 del
censo. Hay que recordar que el nacionalismo solicitó la abstención, al no
incluir el texto el reconocimiento del derecho de autodeterminación.
En
el referéndum sobre la OTAN de 12 de marzo de 1986 Canarias vota NO, en
consonancia con los resultados de Cataluña, País Vasco y Navarra. Como se
comentó anteriormente, Coalición Popular solicitó la abstención
electoral, abstención que también fue solicitada por el Congreso Nacional de
Canarias.
"También
es de destacar la elevada abstención producida, característica recurrente,
como ya afirmábamos, de todos los procesos electorales canarios, aunque en este
caso la llamada a la abstención pasiva de la fuerza política más importante
de la derecha se tradujo en un cierto incremento de la misma, que, sin embargo,
no llegó ni de lejos a totalizar su electorado, llegando a alcanzar la abstención
activa y pasiva en el conjunto de Canarias un 48.43 por ciento del censo
electoral, superior, aunque no excesivamente, al 40.29 por ciento del censo
electoral alcanzado en las elecciones generales parlamentarias de 1979, y algo más
a los 38.77 por ciento y 39.54 por ciento del censo electoral alcanzados,
respectivamente, en las elecciones autonómicas al Parlamento Canario de 1983 y
en el referéndum constitucional de 1978" (Bravo de Laguna, p. 37).
La
abstención pasiva en el Referéndum de la OTAN fue propiciada por la propia
administración, en este caso el Partido Socialista Obrero Español, al no
incluir en el censo electoral a un gran número
de votantes sospechosos de emitir su voto en contra.
Algunas
de las conclusiones podemos sacarlas de las propias observaciones finales del
profesor Bravo de Laguna:"Finalmente hemos de hacer mención a la
abstención electoral pasiva, a la que ya nos hemos referido al principio del
presente trabajo, y de la que entonces señalábamos que es elevada en las
circunscripciones canarias, no siendo la activa-votos en blanco y nulos-
particularmente diferentes de la que se da en el resto de las circunscripciones
del Estado. Las causas de esta abstención electoral ya las hemos señalado
también al aludir a la relativa desinformación política que es detectable en
el pueblo canario, debido a las causas que entonces indicábamos, la cual,
evidentemente, se traduce en altos niveles de desinterés y pasividad respecto a
los temas específicamente políticos" (Bravo de Laguna, p. 53).
Esta
situación es muy bien vista desde la metrópoli (por lo que el esfuerzo
inversor en educación es menos que mínimo, siempre con contenidos al servicio
del más rancio colonialismo), item más: intenta trasladar la postura
abstencionista de una parte del independentismo canario al resto de los
nacionalismos del estado español, como demostró claramente en las elecciones
del 25 de mayo de 2003, prohibiendo la participación electoral a algunos grupos
políticos y agrupaciones ciudadanas que no están en la onda gubernamental,
pero no calcularon la enorme desproporción de la abstención activa, ciudadanos
y ciudadanas que fueron a votar , teniendo que considerar los votos nulos, que
son fácilmente cuantificables.
La
abstención es directamente proporcional al desinterés político, al
analfabetismo y la incultura, al bajo nivel académico y la escasa cualificación
social y profesional. Los fascistas instalados en los distintos gobiernos sacan
buen rédito político de esta situación. Esto explica probablemente los más
de seicientos (600) años que llevamos desde las primeras pesquisas
colonialistas en el Rubicón, en Titerroygacat (Lanzarote) y de seguir por este
camino quizás batamos el record llegando al milenio como pueblo colonizado.
Conclusiones
1.
El referéndum
sobre la OTAN de 1986 fue un referéndum de autodeterminación para Canarias y
lo quie procede ahora es la descolonización e independenica. Así lo entendió
el colonialismo, representado en ese momento por el Partido Socialista Obrero
Español, el actual partido de la burguesía española junto con el PP. La
primera reacción fue encargar un estudio sobre las elecciones en Canarias en la
década 1976-1986: Bravo de Laguna, Las Elecciones Políticas en Canarias
1976-1986, Servicio de Publicaciones, Gobierno de Canarias, 1987.
2.
Los partidos metropolitanos
PSOE y PP incrementaron su política beligerante y de derrocamiento de las
organizaciones nacionalistas, que han apoyado junto a Coalación Canaria medidas
anticonstitucionales como los topes electorales que exigen la obtención de un
30 por ciento de los votos en la circunscripción insular y un 6 por ciento en
todo el Archipiélago Canario para obtener representación parlamentaria,
originando el sistema más antidemocrático del mundo, un ejemplo de lo que no
se debe hacer.
3.
Introducción de población foránea
en el censo, que se ha duplicado en el corto periodo de treinta (30) años para
diluir a los movimientos nacionalistas y
arrinconar al pueblo canario).
4.
Desaparición de la escena política
electoral canaria de los movimientos nacionalistas (nacionalista viene de Nación
como tabaquería viene de tabaco, que decía Don Juan Valiente), victimas de sus
contradicciones internas y de los enfrentamientos entre las propias fuerzas políticas
que conformaban las opciones nacionalistas, unido fundamentalmente a la endeblez
ideológica y la atomización organizativa y de liderazgo del nacionalismo: “En
la coalición electoral Unión del Pueblo Canario han convivido determinados
grupos políticos de origen comunista que se plantean la perspectiva política
subestatal únicamente en cuanto vía revolucionaria más idónea y en términos
de reconstrucción partidista en el plano estatal” ( Bravo de Laguna, op.
citato).
5.
El gobierno y el estado españoles
han dado una nueva vuelta de tuerca a lo que vulgarmente se conoce como
“democracia a la española” modificando la ley electoral con el siguiente
tenor literario: “Para
presentar candidaturas, las agrupaciones de electores necesitarán, al menos, la
firma del 1 % de los inscritos en el censo electoral de la circunscripción. Los
partidos, federaciones o coaliciones que no hubieran obtenido representación en
ninguna de las Cámaras en la anterior convocatoria de elecciones necesitarán
la firma, al menos, del 0,1 % de los electores inscritos en el censo electoral
de la circunscripción por la que pretendan su elección. Ningún elector podrá
prestar su firma a más de una candidatura” perversión ética
y moral a la que el Movimiento UPC se opone rotundamente pues lo que subyace a
dicha modificación es conseguir listas de electores, dado que cada persona sólo
puede avalar a una organización, probablemente a instancias del mal denominado
centro nacional de inteligencia, vulnerando el secreto del voto, recogido en
todos los regímenes democráticos y conculcando
los derechos humanos.