DESDE LA TERCERA
A ambos lados
Ramón Moreno Castilla
Es
sintomático, pero cuando se habla de cuestiones que afectan a una u otra isla a
ambos lados de ese puente virtual que, aparte de las conexiones marítimas y
aéreas, une a Tenerife y "Gran" Canaria, fundamentalmente, siempre
afloran situaciones poco edificantes, desencuentros, errores de cálculo o
planteamientos remisos, sin amplitud de miras.
Circunstancias
que solo se dan en estas dos islas capitalinas, aunque repercuten negativamente
en el resto, y que son consecuencia del decimonónico y canallesco colonialismo
español; y que lejos de ser complementarias entre sí, para el fortalecimiento
del Archipiélago en todos los órdenes, son ferozmente competitivas, que es lo
que interesa a la metrópoli: divide y vencerás. Pero a pesar de esa abyecta
estrategia de España, el pueblo llano pasa del dichoso pleito insular, tan
nefasto, por otra parte; máxime ahora, cuando la catastrófica crisis económica,
en la que España nos arrastra al abismo, solo hace que pensemos en cómo
sobrevivir a esta vorágine que nos afecta a todos.
Recuerdo,
como caso significativo, por ejemplo, que en la época en que el socialista
Pedro Anatael Meneses estaba al frente de la
Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife, el "plan estratégico"
del puerto de Santa Cruz, redactado por la consultora Price
Waterhouse, a cuya presentación tuve la oportunidad de asistir, se basaba no en
su propio desarrollo en función de sus potencialidades y la complementariedad,
sino en competir con el puerto de La Luz y de Las Palmas.
Por cierto,
que por ese tiempo, todo el "staff" de la antigua JOP y directivos de
varias empresas de diversos sectores participamos en la primera expedición de
hombres de negocios de Tenerife a Marruecos, propiciada por la Cámara de
Comercio, a cuyo frente de la acción exterior estaba la entrañable y gran
profesional Mariví Alonso; viaje que asesoré y
organizamos conjuntamente. O sea, que lo mío con Marruecos no es de ahora, ya
que yo vengo defendiendo, con todo rigor y coherencia, las relaciones de
amistad y cooperación con nuestros vecinos desde el año 1983.
Pero
volviendo al tema central de este artículo, el binomio
competencia-complementariedad, observamos la falta total de visión nacionalista
(o cuanto menos regionalista) en importantes decisiones empresariales; que en
la mayoría de los casos quedaba reducida al ámbito insularista
y que se extrapoló también a la política.
En
este sentido, y para los que creemos fervientemente en el concepto geográfico
Archipiélago, de mayor entidad político-jurídica, resulta enormemente
gratificante la política empresarial integradora -donde el criterio de
"mercado interno" es fundamental- de la emblemática industria
"canariona" JSP, que aparte de sus magníficas instalaciones en esta
isla, está presente también en Tenerife (polígono industrial de Güímar) desde hace años, gracias a los buenos oficios de
prohombres como Zenón Mascareño (Celgan),
y el "factótum" y buen amigo Benicio Alonso
(Asinca).
No
obstante esta buena praxis empresarial, que siempre he asumido como ejecutivo,
han existido actuaciones que dejaron mucho que desear desde el punto de vista
del mercado y de una buena y acertada política de márketing.
En la época en que fui delegado de Central (Santa Cruz y su área metropolitana)
de la Compañía Cervecera de Canarias, una de las mejores etapas profesionales
de mi vida, pude constatar que aquello que se decía por aquí de que en Tenerife
no se vendían la cerveza Tropical ni el agua de Firgas
era rotundamente falso. Fue la familia Vega Pereira, corta de miras, y
propietaria de la firma SICAL, que elaboraba dicha cerveza lager,
quien decidió entrar en el mercado tinerfeño con otra marca producida ex
profeso, la cerveza "BooK", de gran cuerpo,
renunciando a su marca estrella, "Tropical". Por contra, y ahí está
la diferencia, CCC irrumpió en el mercado grancanario con su marca de siempre,
"Dorada", tipo pilsen, sin ningún complejo.
Con respecto al agua de Firgas, llamando por teléfono
a la empresa distribuidora de Tenerife te servían a domicilio el pedido
correspondiente.
Y otro
caso, cuanto menos curioso, es el de las Cajas Rurales. La primera Caja Rural
que se fundó en Canarias fue en Tenerife, por el tristemente fallecido Pedro
Modesto Campos, que la bautizó con el nombre de Caja Rural de Tenerife, y que
presidió un periodo de tiempo. Cuando posteriormente se creó en Las Palmas otra
Caja Rural, no se llamó, como era previsible, Caja Rural de Las Palmas, sino,
con buen criterio, en mi opinión, Caja Rural de Canarias; con lo cual, la nueva
entidad se garantizaba operar en todo el Archipiélago, mientras que la Caja
Rural de Tenerife limitaba su actuación solo a la provincia tiñerfeña.
Hasta tal extremo que hace años se reconvirtió en Caja Siete, y así pudo abrir
sucursales en todas las Islas. Actualmente, la Caja Rural de Canarias fue
absorbida por la CAM de Almería; y la nueva marca Caja Siete se publicita
anunciándose con un embaucador eslogan: "Somos de aquí, de Canarias".
¿Seguro?
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